Diario de León
Publicado por
María Jesús Soto. Directora de Inversis Banco en León y de elinversorinquieto.es
León

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Todos estamos de acuerdo que tanto en los negocios como en la vida personal, la veracidad de lo que se expone, se exige o se propone, es fundamental para llegar a un fin satisfactorio para todas las partes. Así se construye la economía, la riqueza y las relaciones personales.

La verdad  y la mentira están en polos completamente opuestos, pero en la práctica les separa una delgada línea, que no muchas personas son capaces de discernir, aun tratándose de temas realmente importantes y trascendentes para sus vidas. Las leyes de cada país y la ética o moralidad tienen mucho que decir en ello. ¿Por qué si la mayoría estamos de acuerdo en este tipo de afirmaciones, la mentira sigue abundando más que la verdad?, una de las posibles respuestas la encontramos en que los seres humanos exigen la verdad al prójimo, pero ellos aplican la mentira, cuando sirve a sus intereses personales, sin calcular realmente las consecuencias, y dependiendo de su grado personal de ética o moral ante la vida. Esto a su vez es consecuencia directa de la educación recibida y de la sociedad en la que se mueve.

En honor a la verdad, analicemos posibles verdades y posibles mentiras, para intentar acotar las que realmente no dan lugar a interpretación de a qué categoría pertenecen. Lo cierto es que el tiempo pone a todas en su sitio, pero se trata de adelantarse a la constatación real. Este ejercicio  deberíamos, cada uno de nosotros, hacerlo diariamente con la información que nos llega, para poder discernir si es verdad o mentira, y con ello evitar daños en nuestras vidas personales, al tiempo que beneficiaríamos al conjunto de la sociedad. En todos los temas financieros que  analizásemos, llegaríamos a la conclusión de que la cultura financiera es la única que nos permitirá saber si estamos ante una verdad o una mentira.

Como ejemplo podemos poner la afirmación de que «las preferentes son una gran inversión», argumento que utilizaron las entidades financieras para protagonizar el mayor escándalo reciente, de engaño al pequeño inversor. Que esa afirmación era una mentira, se habría constatado con el conocimiento de todos los detalles de ese activo financiero.

Otra afirmación que pocos dudan que es mentira, tras la experiencia de los últimos años es que «se puede confiar a ciegas en los productos financieros que ofrecen los bancos», la razón tanto en el pasado, como en el presente o futuro, es que los intereses están enfrentados entre el cliente y la entidad. Por ello siempre hay que estar muy bien informado y negociar.

Analicemos ahora algunas verdades irrefutables. Bajo la premisa de reconstruir España, tanto desde el punto de vista económico como social, y en honor a la verdad, es absolutamente irresponsable la huelga general del 14 de noviembre, el independentismo catalán, las manifestaciones con violencia delictiva o los discursos políticos de confrontación social.

Que España tiene un problema educativo de gran calado, es otra verdad, tal y como pone de manifiesto el bajo nivel educativo que refleja el informe Pisa o la enorme tasa de abandono escolar. A partir de ahí cada persona, familia e institución pública o privada, deben ser responsables para cumplir con lo que les corresponde para cambiar esa deriva que lleva a la sociedad al precipicio de la ignorancia, que es el peor de los posibles para el bienestar social, aunque no tanto para determinado tipo de ideologías políticas, que saben como verdad ya constatada, que un pueblo ignorante es más fácil de dominar que uno inteligente que piensa y decide por él mismo.

Los medios de comunicación, en muchas ocasiones, y en cualquier lugar del mundo, son cómplices de difundir mentiras de todo tipo, unas por interés y otras por falta de profesionalidad, de ahí que los ciudadanos deben ser conscientes de esa realidad, para no dejarse manipular o influenciar por determinadas opiniones o información que les llega. Que se lo digan a los catalanes, porque toda información que diga que Cataluña puede sobrevivir sin España es realmente mentira, y defender esa ideología, si pudiese llevarse a la práctica, sería su ruina más absoluta.

Finalmente sólo nos queda preguntarnos, por qué no nos empeñamos más en buscar la verdad y luchar contra la mentira, a lo que debemos responder que ese es el gran reto de todas las culturas y civilizaciones a lo largo de la historia. Por eso todas ellas viven épocas de esplendor y decadencia, con ejemplos y similitudes que se repiten constantemente.

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