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Publicado por
LUIS DEL VAL
León

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Aveces, lo que no está escrito nos anima con un cierto consuelo, una especie de posibilidad no explícita, pero que podría suceder. Francesc Homs, por ejemplo, portavoz de la Generalitat, ha descubierto q ue en ningún texto de la Constitución se dice que Cataluña sea España y tiene toda la razón. Ahora bien, en el Artículo Segundo del Título Preliminar, dice «La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación Española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones y la solidaridad entre todas ellas».

De los siete redactores de la Constitución, dos eran catalanes: Jordi Solé Tura, natural de Mollet del Vallés, que representaba al Partido Socialista Unificado de Cataluña, y Miquel Roca i Junyent que, aun nacido en Burdeos, vive toda su vida en Cataluña y fue secretario de Convergencia Democrática de Cataluña, desde su fundación. Es decir, que la representación catalana en la Constitución Española fue superior al 28%, un porcentaje que no se dio en ninguna otra nacionalidad. Luego, esa Constitución fue votada por los catalanes con un porcentaje entusiasta, superior al 90 por ciento, mientras el País Vasco no llegaba al 70 por ciento.

Tampoco está escrito que Cataluña no será admitida jamás en la UE, en la carta contundente que la vicepresidenta de la UE, Vivianne Reding remitió al Gobierno español. Y eso lo subraya Artur Mas, y tiene también razón, y al señor Mas parece que le ha procurado cierto alivio. Ahora, lo que sí está escrito, lo que se puede leer en la misiva es que si «una región se independiza se convertiría, por el hecho de su independencia, en un país Tercero respecto a la Unión y los Tratados, y desde el día de su independencia ya no se aplicaría a su territorio». Es decir que Cataluña se encontraría en la misma situación que Marruecos o Turquía. Pero lo no escrito siempre es una fuente de posibilidades y de ensoñación.