Ahora más que nunca

A partir de mañana, martes día 6, y durante diez días, una carpa de Cruz Roja se convertirá en presencia habitual en la plaza de la Pícara Justina. La iniciativa responde a la brutal situación de vulnerabilidad y exclusión social por la que atraviesa una cada vez más nutrida cantidad de leoneses, de españoles en general.

A veces, cuando enchufamos el televisor y vemos a esas familias a punto de ser desahuciadas por los mismos bancos a los que usted y yo les llenamos sus venas de dinero de los contribuyentes, uno tiene que apretar los puños para contener la rabia que nace de la impotencia, del no poder hacer nada más que denunciar una situación de la que todos hemos de ser conscientes. Caminamos hacia los seis millones de parados, las familias de cientos de miles de niños en edad escolar deben decidir qué única comida harán los pequeños al día, o si un yogur, aunque caducado, puede suponer todo el aporte de lácteo que su cuerpito necesita durante una jornada. En esa Cataluña de locos del histriónico Arturo Mas, miles de chavalines no comen en las escuelas el menú escolar…porque mientras se mantienen las subvenciones chaladas a las embajadas catalanas en el extranjero, este pájaro de mal agüero no contribuye a ayudar a los más desfavorecidos. Entre un niño hambriento, un enfermo terminal de cáncer o el pariente lejano de un miembro de mi partido… la respuesta es obvia: la embajada de la butifarra.

Así, entre todos los que mandan, y que, no lo olvidemos, la sociedad ha elegido, nos han conducido al desastre. Un cataclismo cuyas consecuencias se viven a través de los pensionistas que contribuyen a mantener la economía de los hijos en paro, con peques a su cargo. Los mismos a los que ahora se baraja racanear en las pensiones. Qué ruindad. Es que no hay dinero…justificarán. Sí, sí lo hay, pero donde no quieren quitarlo.

Dos mil familias, sólo en nuestra provincia, ya se encuentran en situación de extrema vulnerabilidad: han sido desahuciados, viven en la calle, no pueden comer todos los días, sobreviven sin poder pagar medicinas o incrementan el gasto de las escuálidas cartillas de los abuelos hasta dejarlas roídas en los huesos, rezando para que el yayo sobreviva a la gripe de esta Navidad, que apunta mala.

Por todo ello, Cruz Roja León anima, ahora más que nunca, a que nos impliquemos apadrinando dos mil lotes de productos necesarios para esas personas al borde del abismo. Quizás no parezca mucho, pero es más de lo que hace un gobierno que permite los cientos de miles de millones de euros que se han marchado de nuestro país en los últimos meses, que tolera los desbarres de la comunidades que se dicen ricas y sobreviven de su propia pompa y circunstancia. Mientras tanto, ayudémonos los unos a los otros. Sin duda funcionará mejor. Ahora más que nunca.