La pobreza sale del armario

La crisis ha conseguido que la pobreza salga del armario. Las imágenes publicadas en la prensa internacional con personas rebuscando en contenedores de basura han terminado por disparar las alarmas. En los mismos espacios donde no hace tanto tiempo se hablaba de que todo era cuestión de economía sumergida porque un país no soportaría sin un estallido el nivel actual de desempleo ahora se publicitan los casos cargados de dramatismo.

Pero el problema de la pobreza, de la marginalidad no es nuevo aunque sí es verdad que se ha disparado de manera exponencial. Un dato: en diciembre del 2006, antes de que nos invadiese la crisis actual, el INE situaba el número de españoles que vivía por debajo del umbral de la pobreza en uno de cada cinco. Unos números dramáticos que en los últimos años se han disparado con la pérdida brutal de puestos de trabajo y con la situación que viven muchos pensionistas que con sus estrecheces habituales hacen ahora verdaderos prodigios para sacar adelante a hijos o nietos.

Cruz Roja de León anunciaba el viernes la puesta en marcha de un centro de día para transeúntes en un proyecto que pretende «dignificar a las personas». Y eso es lo que se premiará el jueves con la entrega del premio Diario de León al Hogar San Genadio de Ponferrada. Hay que llenar los platos y dar techo, pero quedarse en eso es desconocer la realidad que se vive en la calle. El problema va más allá y por ello en este tipo de centros se ¡atiende a personas!

Y sólo son capaces de sobrevivir gracias a la solidaridad. A personas que se remangan porque el colaborar activamente engancha . Las ayudas otorgadas a este tipo de centros son irrisorias si se comparan con otros gastos que tienen las instituciones cuando en realidad lo que hacen es tapar un agujero que se deriva de su propia falta de eficacia en materia social.

El premio que recibirá el Hogar San Genadio es también para muchas personas. La cara más visible son los voluntarios pero detrás hay mucha gente que con sus donaciones económicas o de víveres, o comprando entradas para partidos y conciertos solidarios han permitido que durante 20 años este centro haya abierto día tras día sin descanso. Miles y miles de personas han recibido cobijo y alimento en la calle del Paraisín, pero también otras muchas cosas que sólo se dan cuando lo que se busca es «dignificar personas».