La opinión del lector

Médicos, controladores y pilotos, los de siempre

Tienen en común al menos dos cosas: son unos privilegiados que ganan grandes sueldos, y usan la fuerza para conseguir sus objetivos, sin preocuparles las consecuencias que sus acciones producen sobre los ciudadanos de a pie. Son tan privilegiados que incluso alguno de sus sindicatos —caso de los médicos— les abonan el importe que se les descuenta en la nómina por cada día que vayan a la huelga. Así, así va este país.

A los controladores hubo un ministro que les puso en su sitio. Ahora les toca a los médicos, esperemos que quien gobierna —y vamos por buen camino— les meta en la cabeza que son funcionarios y por tanto, como el resto de personas que ejercen la función pública, están al servicio de los ciudadanos. No al revés.

Salvo excepciones que las hay y que son dignas de resaltar, a estos señores, les ha comenzado a importar la sanidad pública cuando les han tocado su bolsillo. Hace años que se viene hablando de los problemas en los presupuestos de sanidad, de las listas de espera, de la calidad asistencial, pero estos señores han comenzado a salir a la calle ahora y no antes. ¿Por qué? Pues porque es ahora cuando los recortes les han llegado a ellos. Y en lugar de ser corresponsables con la crisis como la mayoría de otros funcionarios pues comienzan con amenazas de huelgas y con paros programados para los meses venideros como si se tratara de programar una lista de espera de pacientes. Es la costumbre.

Con sueldos mínimos por encima de 4.000 euros a cargo de la sanidad pública a lo que hay que sumar en muchos casos otras cuantiosas cantidades a cargo de la otra sanidad, la privada. Y si me equivoco invito al Sacyl a que publique las nóminas pues al fin y al cabo esas nóminas las pagamos todos los ciudadanos y tan interesante es conocerlas como lo es ya el conocer la factura que pagamos de medicinas o lo que cuesta a la sanidad nuestra factura de hospital. Y con horarios que sólo ellos conocen. Aprovecho para recordar a los responsables que existen unos aparatos que se llaman relojes y que son usados para gestionar la jornada laboral de la mayoría de los trabajadores.

Es hora de que se conozca en qué se emplea el dinero que los ciudadanos pagamos con nuestros impuestos, y que se conozca no sólo en la gestión de los grandes hospitales sino también en los pequeños centros de salud. No vale todo, no vale ponerse una bata blanca y salir a la calle a quejarse mientras se reciben cuantiosas nóminas y mientras otros, los pacientes, aguardan en la sala de espera a que el funcionario privilegiado acabe su faena.

Gracias doña Concha

y enhorabuena

Al fin la provincia entera agradece a Concha Casado Lobato lo mucho y bien que ha trabajado por León. La Diputación, en nombre de toda la provincia, le ha impuesto la medalla de oro, una medalla que se ha ganado a pulso y que además ha podido disfrutar y emocionarse en vida con el acto. Como dice mi amiga y paisana, la doctora en Historia, Margarita Torres Sevilla, se la han dado en vida, que después de muerto ya los homenajes póstumos sobran. Me ha llenado de alegría esta distinción tan merecida, porque las veces que hemos estado juntos en algún acto, su sencillez, su bondad y sobre todo, su sonrisa, me han alegrado el corazón.

La primera vez, fue como jurado de los mayos de Jiménez y la verdad es que me demostró su sencillez, sus grandes conocimnientos en este tema y, sobre todo, escucharla dando una opinión tan cariñosa y sabia, que en ese momento me ganó el corazón para siempre.

Hubo más ocasiones, unas veces en mi ciudad de La Bañeza o en los pueblos de alrededor y siempre, su sonrisa, su amabilidad, su simpatía y sencillez, además de sus sabios consejos, sus conocimientos sobre tantas cosas y su forma amena y agradable de exponerlos, fue una fuente de satisfacción y conocimientos para mí, que me ayudaron mucho en las cosas que he tenido que contar, a lo largo de mi vida, a través de la prensa y la radio, demostrándome que hay que amar lo que se hace y hacerlo sin esperar recompensa.

Esta medalla la tenía bien merecida por la cantidad de cosas que ha conseguido que se restauren en la provincia y su esfuerzo para que no se perdieran tantas cosas populares