editorial
Los desahucios son ya un drama que hay que parar
Hoy el PP y el PSOE, el Gobierno y la oposición, se sientan para tratar de alcanzar un acuerdo del que salga una ley que ponga fin a los desahucios, que se están convirtiendo en la verdadera lacra de esta crisis económica, que amenaza con acabar con cualquier atisbo de ese estado del bienestar del que tanto se habla.
Bien está que reaccionen, aunque por el camino se haya quedado más de una persona que, en su desesperación, se ha lanzado al vacío justo antes de que la echaran de su casa. Los políticos, pero sobre todo los gobernantes, deben abogar por el diálogo y el consenso. Lo pide la sociedad y lo exigen esas personas que sufren como ninguna otra el drama de una crisis de la que se saldrá mejor desde el acuerdo.
Los jueces, y ahí está el juez decano de León, están dispuestos a forzar la ley hasta el límite permitido para evitar más desahucios, sobre todo de primera vivienda, aquella de primera necesidad.
Y si ellos, que son los garantes de la legalidad, se muestran dispuestos a hacer todo lo posible por no llevarla hasta los últimos extremos, los políticos y quienes tienen la obligación de dirigir los designios de este país deben dar el do de pecho y sacar adelante una propuesta en forma que ley, que evite este drama.
Y es que detrás de la fría estadística de cada desahucio se esconden dramas humanos y sociales. Un drama que los gobernantes, los políticos, los jueces y toda la sociedad está obligada a parar.