¿Soluciones a los desahucios?

¿Quién tiene la culpa de la crisis y de los desahucios? Pues quienes pidieron créditos muy por encima de sus posibilidades y quienes los concedieron. Contundente se expresaba un afamado economista de este país. Así, pancho, orondo, satisfecho de sí mismo, como si hubiera descubierto América antes que Colón. Gran brillantez la de algunos de nuestros pensadores.

Recientemente, durante la entrega del premio de DIARIO DE LEÓN al Hogar del Transeúnte San Genadio y Comedor Centenario Virgen de la Encina, muchos alabaron lo acertado de un reconocimiento a quienes se esfuerzan, día a día, no por afirmar con evidencias de Perogrullo por qué estamos en medio de esta crisis que nos ahoga cada vez más, sino por luchar para mejorar las condiciones de quienes la sociedad arroja fuera de sí. Nunca, ni en mejor momento, pudo llegar un galardón como éste. Felicidades al jurado por lo acertado de su elección.

Porque cada vez que en los medios se lee una noticia más sobre los niños que sobreviven a comida diaria, los alrededor de un millón de españoles en riesgo de exclusión social, cada vez más hierve la sangre en las venas. Mientras todos hemos de pagar los desmanes de los bancos, éstos expulsan de sus hogares a los antiguos propietarios sin meditar las consecuencias. Es nuestra obligación, afirman avergonzados quienes deben de cumplir con su deber y echar de una casa a una madre con un hijo de tres meses, a un honrado trabajador que avaló a su hermano en un crédito, a unos abuelos que pusieron todo lo que tenían al servicio de sus hijos. Hasta aquí, como en el caso del economista, la verdad de Perogrullo. Busquemos ahora soluciones.

La primera ha de llegar de la mano de una reforma legal que debe ponerse en funcionamiento esta misma semana. De la reunión que hoy mismo sostienen PP y PSOE debe salir un acuerdo para frenar los desahucios en marcha, se ha de escuchar a los jueces decanos que reclaman humanizar la ley hipotecaria. Porque no todos los casos son iguales.350.000 familias no son sólo un número redondo, sino 350.000 dramas personales. Soluciones excepcionales, para casos excepcionales. En primer lugar, la dación en pago; en segundo, que se modifique en la ley el permiso que autoriza a las entidades bancarias a adjudicarse por un valor inferior al real el bien. Que sean tasadores externos quienes lo hagan. En tercero, e innegociable, que se busquen opciones para que el deudor pueda mantenerse en su vivienda un mínimo de dos años ya satisfaciendo un canon, a través de una fórmula sobre el modelo del leasing o, simplemente, con un alquiler social sobre cantidades accesibles y renegociables posteriormente. Soluciones hay. La calle habla, cada vez más alto, cada día más airada. ¿Qué se necesita para responder a sus demandas? ¿Voluntad política?