Ganando se aprende

La receta de Kipling es de difícil cumplimiento. No puede mirarse igual al triunfo, al que da gusto verle, que al fracaso, al que nadie quiere ver. Es cierto que los dos son unos impostores, pero sus huellas digitales son distintas. La victoria de Obama, por no tan amplio margen de puntos, debe ser festejada ya que impide que Romney mande en el país más poderoso del mundo. Preferimos al negro que al mormón con pintas.

Aunque no difieran en lo fundamental, también entre la derecha hay grados.

Además, se podrá ver en los telediarios a la espléndida señora del presidente durante cuatro años más, que son muchos, aunque no sean suficientes para cumplir un programa electoral. Me he alegrado de que Barack derrote a Mitt y de que Antonio Carvajal gane el Nacional de Poesía y la verdad es que no estaba acostumbrado a recibir dos noticias buenas en tan pocas horas.

Bruselas pide más recortes y nuevas subidas fiscales a España. No se conforman con todo y quieren comprobar hasta cuándo podemos resitir sin rompernos. El Gobierno y el PSOE pactan una reforma legal contra los desahucios que ya era urgente antes de que se pusiera a la gente en la calle. A ver en qué queda. Los problemas de dinero dejan de ser problemáticos cuando el dinero corre, pero ahora le hemos perdido la pista y no sabemos por dónde anda. Lo que sabemos es que hay que socorrer antes a los bancos que a los desahuciados que no pueden ni siquiera tirar al Monte de Piedad. Las medidas correctoras están bien, pero estarían mejor de tomarse a tiempo. Ahora van a convertir en peatones a la mitad de los altos cargos que usaban y abusaban de los coches oficiales y de los escoltas oficiales y de los guardaespaldas de oficio. Hay demasiados políticos protegidos, pero nadie nos protege de los políticos. Ganando se aprende y Obama tiene la segunda oportunidad para dar lecciones de austeridad. Su rival Romney se retira. Ya nos parecía que nunca tuvo mucha vocación.