FUERA DE JUEGO
Más burbujas
Cuando uno ojea las agendas culturales se encuentra con un inmenso páramo que aguarda que se reabran los regadíos de dinero público. El vacío es tremendo. Es verdad que no hay fondos para nada pero me temo que el problema en el mundo de la cultura es que las pobres migajas están cayendo dentro de los platos que son producto de otra burbuja de la que no se habla tanto.
El domingo una cadena nacional de televisión repetía un reportaje sobre la Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela, un gigante que ha devorado millones de euros y que encima hay que seguir dándole de comer a diario. Aquí no tenemos excesos tan gordos, quizás porque ni siquiera damos para eso pero también vamos bien surtidos en todo tipo de centros, teatros, museos, centros de interpretación... que tienen las tripas más vacías que nunca, tanto de contenido como de visitantes.
En los últimos años la burbuja cultural aparcó a los verdaderos productores, a los creadores, y dejó todo en manos de gerentes, programadores, comisarios o directores que hoy han convertido el mundo cultural en un auténtico pedregal que llena estómagos incapaces de ponerse en pie como el del lobo aquel que quiso zamparse a los siete cabritillos. Hoy lo poco que queda en los presupuestos se lo devora el mantenimiento de los propios edificios y la legión de profesionales de la cultura bien dotados eso sí de secretaria/as y asesores a los que cuando les suena el móvil por una llamada de un creador de cultura sólo le surge un «qué pesao» mientras pulsan el botón rojo. Son una casta que vive entre el mamoneo y el intercambio de premios que siempre acompañan de un «el prestigioso»...
En la burbuja inmobiliaria se han inventado un banco malo para soltar lastre y me temo que a la cultura profesionalizada no le vendría mal una medida de este tipo.
Pensar que cualquier museo tiene que estar abierto un miércoles por la mañana en invierno a la espera de alguien que busque evitar el frío es sólo posible en quien haya pisado pocos. O pensar que la cultura pasa por subvencionar al grupo teatral que tiene más personal sobre el escenario que en la platea... o creerse un balance lleno de ceros tras cualquier exposición...
La cultura hoy por hoy y con toda esa parafernalia está desahuciada. Se ha zampado demasiados millones y ha creado una burbuja que es imprescindible que reviente.