Diario de León

LA 5.ª ESQUINA

Patrimonio mundial en cultura urbana

Publicado por
JESÚS Á. COUREL
León

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En la Edad Media las ciudades supusieron una esperanza para muchas personas, al ser refugio seguro de los que huían del tiránico poder feudal. Además de la promesa de una nueva vida, con el florecimiento de las actividades artesanales y comerciales, en las urbes se disfrutaba del renacer de la cultura, una aspiración inmaterial que los seres humanos perseguimos desde que caminamos erguidos. Pero en la ciudad también existen cloacas, cuyo mal olor empuja a muchos de sus habitantes (en todas las épocas) a huir estrepitosamente de ellas, aunque sería más aceptable trabajar en su transformación, aún a sabiendas que en muchos casos será una empresa titánica y sin garantías de éxito.

Las ciudades generan estructuras de organización que por su complejidad no terminan siendo de los prodigios, sino de las neurosis. No es fácil conseguir la unión cívica, cuando las urbes crecen de manera irracional, ya que un aumento desmesurado de población genera un escenario de injusticia y caos que dificulta a los ciudadanos alcanzar el bien común. En las megalópolis se agota la solidaridad y se difumina el pensamiento diverso. La estética de la uniformidad urbana es fruto de la pésima y barata arquitectura, la masificación, las prisas y una dependencia del dinero casi paranoica; algo que en los pueblos no sucede, porque ya nadie aspira a nada que no pueda alcanzar. Por eso los hermanos Ciriano —ancianos de Valdegeña, en Soria—, supieron diagnosticar la crisis en el 2007, sin estudios y con un master en el campus del pastoreo, cuando aplicaron el sentido común que dice que no se debe pedir más dinero del que podamos devolver.

Hace cuarenta años se firmó en París, un 16 de noviembre, la Convención que aprobaba la protección del patrimonio mundial, de carácter cultural y natural. A lo largo de estas cuatro décadas, se han incorporado en España 45 bienes con la calificación de Patrimonio Mundial, de los cuales 40 son culturales, 3 naturales y 2 de carácter mixto. Las ciudades españolas que han obtenido esa máxima calificación que otorga Unesco son: Córdoba, Santiago de Compostela, Cáceres, Toledo, Salamanca, Cuenca y Alcalá de Henares (a los que se suman los cascos antiguos de Ávila y Segovia), como ejemplo de urbes donde el hombre no es un factor secundario, porque el espacio público es el núcleo fundamental que permite a sus habitantes participar en el proyecto colectivo que suponen las ciudades. Son patrimonio de toda la humanidad, por esos valores universales de carácter excepcional, que permiten reconocer nuestra lucha por buscar ese aire que nos hace libres en ellas... Había que hacer algo.

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