La opinión del lector

La verdadera huelga

Todos o la inmensa mayoría de la gente nos creemos que todo ya está visto y tendemos a no sorprendernos de nada de lo que ocurre a nuestro alrededor. Nada más lejos de la realidad. El 14-N, día de la huelga, me sorprendió un cartel en un bar (Las Vides, c/San José de Pinilla) en el que en la parte externa del citado establecimiento, se indicaba textualmente: «La recaudación del día de hoy 14/11/12 será destinada en su totalidad al comedor de Cáritas». Entro en el local, pensando en la posible treta del dueño en su afán de eludir a desalmados, piquetes, etcétera, que de todos es sabido, no dejan a cada cual ejercer su derecho de trabajar o no trabajar, con ese tufillo de prepotencia y autoconvencimiento de que lo que hacen es lo mejor, y Antonio, el dueño, me ratifica plenamente, el citado cartel.

Su negocio es familiar, sólo trabajan él y su mujer. ¿Qué problema habría tenido en cerrar un día? Al día siguiente, y tras unas palabras con él, me enseña el resguardo de ingreso en banco de 150 euros a favor de Cáritas. ¡Qué sentimiento de solidaridad! Y sobre todo echar por tierra toda una parafernalia de política, sindicatos e intermediarios que pese a huelgas o manifestaciones nunca han dado su brazo a torcer, al contrario, han sacado la tajada correspondiente. Podemos imaginar todos lo que se conseguiría con seguir al pie de la letra lo hecho por Antonio, multiplicar por cientos, miles, millones de personas que un día de trabajo dediquen esos ingresos a los más necesitados, como indican los señores sindicalistas. ¿Qué gran verdad sería decir que triunfarían dos cosas fundamentales?: La huelga, con su manifiesto de solidaridad y más solidaridad aún, al dedicar los emolumentos de un día de todos los trabajadores a los que carecen del mismo. Hay un proverbio árabe que es la medida de todo lo anterior: «La primera vez que me engañes, tuya es la culpa, pero la segunda vez la culpa es mía», y es así como seguiremos en este país como en todos los demás, por los siglos de los siglos.

Carlos Antón Roger. SAN ANDRÉS DEL RABANEDO.

A rebufo

Lo de Zapatero vuelve que se oyó un tiempo ahora parece cierto, pues las voces se extienden por la ciudad del Pisuerga, los populares se hacen eco, ignoramos si con miras asesoras a enderezar la multitud de consorcios desatendidos, porque ni estos vuelan alto, salvo las tasas, ni la vida prospera tanto la democrática como la económica. Son demasiadas instituciones menores a controlar, ordenadamente desorganizadas máxime las pedanías con abusos que les incapacitan para un correcto desarrollo y servicio a los ciudadanos a quienes se deben por el voto dado.

Cacabelos es solo una muestra de difícil arreglo, con confesión de ineptitud añadida. Valderas se entiende peor con su antigüedad ilustre en puro secano democrático. Nos repite la historia generalizada del PSOE con sus falacias y mentiras en la adquisición de poderes y el ejercicio de los mismos.

Algunos se olvidan de la pana y caminan enfundados en sus corbatas multicolores a pie de calle o de más lejos, acaso por ocultar las peripecias llevadas a cabo como colaboradores del paquismo. Si escalamos un peldaño la cosa está más tórrida aún con la bicefalia autonómica aparente o real. Los espíritus siguen dolidos y las lenguas afiladas. Que venga Zapatero, si no para coger las riendas al menos para ceder medallas que sobran tanto en el Bierzo como en León tenidas en cuenta obras vacías costosas en Fabero o la Ciudad del Mayor en León.

 Ángel Carvajal Carrera. LEÓN