Diario de León
León

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Se han arrugado tanto los billetes de quinientos que cualquier día se levanta Clemente y le quita la subvención a la patata. Que tiemblen los productores, ahora que la necesidad les había devuelto a la lista de alimentos base y el tubérculo que tantas mañanas regalaron a granel por las plazas pasó de vestirse con tela azul marino y del envase del detergente a malla de diseño de Prada, como reclamo de consumo en los grandes almacenes.

Lo de la patata lo saben hasta los búlgaros que cargan las furgonetas con los saldos que colocan a la salida del sol en el alto del Portillo.

Los saben los búlgaros, pero la Europa rica, la de Bruselas y Berlín, vive en la inopia sobre las aguas que hace el sistema de modernización financiado a cuenta del erario público y la parábola de la cohesión con la que han entretenido al personal desde que Felipe González metió al sector primario leonés en el Mercado Común por la gatera (no así a los amiguetes andaluces del olivo, ni a los aceiteros de Solbes que acabaron después con Elosúa). Alguien tendrá que purgar el embarque en el que han metido a los miles de productores leoneses de alimentos a los que han retirado la ayuda financiera comprometida para saldar la cuenta de la modernización de regadíos. Hasta el profe que le daba cursillos exprés de economía a Zapatero le sobra media tarde para explicar el proceso: se dejan de pagar los intereses al banco, que adelantó la pasta; el recibo devuelto regresa con recargo; y en vez del cartero, un agente judicial notifica el embargo. Lo más lógico, las propiedades de los cristianos que hipotecaron desde el capital de los abuelos al de los biznietos para dar a sus hijos una opción de vivir de la tierra. Una forma competitiva de producir algo comestible que esta sociedad se lleve a la boca. La tele libre de España desvela que tiramos al año 165 kilos de comida a la basura a la misma hora que cada vez más familias se sientan a la mesa con platos de patatas a las que se les pone cara de caviar. Tema serio para que la Junta le meta fuego al sistema que ha alimentado como el único posible para no depender del mercado exterior para lograr comida. Urge que Clemente arregle eso; luego ya podrá explicar cómo es que se produce queso castellano con leche leonesa; o cómo jefazos de su administración hacen uso del poder para recibir subvenciones de la PAC, arriendos de pastos y lo que se les ponga delante.

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