Una macrofiesta exige garantías de seguridad

La decisión de no autorizar la macrofiesta denominada Nochevieja Universitaria no puede sorprender a nadie. El Ayuntamiento de León ha tomado cartas en el asunto y ha denegado el permiso, una decisión totalmente razonable y lógica porque un evento como el que se estaba planificando requiere unos mínimos que no se estaban cumpliendo.

El caso de esta fiesta, que todo apuntaba a que al final fuese un macrobotellón como los que se han conseguido atajar en el Campus de Vegazana, ha sido un desa-tino de principio a fin. Primero se realiza el anuncio público de convocatoria y después se empieza a planificar. Ni siquiera se habían recibido los permisos necesarios cuando se conoció la intención de los organizadores de poner en marcha esta macrofiesta por las calles de la ciudad sobre la que al final todos los informes oficiales han sido contrarios.

Publicitar algo sin tener los permisos necesarios no es de recibo y más cuando se tiene en cuenta que se trata de un asunto de especial sensibilidad y para el que es necesario establecer un dispositivo de seguridad importante como ocurre en el caso de Salamanca, donde la ciudad trabaja durante meses para contar con una planificación policial e incluso médica adecuada para intentar evitar que se produzcan desgracias.

Organizar un evento multitudinario en la calle requiere unas garantías que en este caso no se estaban dando. La denegación del permiso era la única decisión lógica.