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Publicado por
CAYETANO GONZÁLEZ
León

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El portavoz del PP en el Parlamento Europeo y exministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, realizó hace unos días —al ser investido doctor Honoris Causa por la Universidad Católica San Antonio de Murcia—, un crudo diagnóstico de la situación política y social de España. Mayor Oreja hizo un recorrido por los 35 años transcurridos desde la transición política —años en los que el participó activamente primero en la UCD y luego en el PP— para concluir que actualmente «nos encontramos ante la situación política, social y económica mas crítica y mas difícil de cuantas hemos vivido. Estamos sumidos en una crisis total que incluso nos hace perder de vista nuestros propios éxitos y que nos ha situado casi de golpe en el pesimismo e incluso en la angustia».

Puede sonar muy duro el análisis hecho por el actual eurodiputado, pero la cuestión no es esa, sino si tiene o no razón en lo que dice. Y no hay más que asomarse a la actualidad política, social y económica de nuestro país para concluir que desgraciadamente, la situación de la España actual es grave y delicada. La crisis ha llegado a todo. Por supuesto que, en primer lugar, lo que mas sufren los ciudadanos es la crisis económica, mucho más, si están en paro o sin en su familia no hay ningún miembro con un trabajo estable.

Pero la crisis se ha instalado también en el terreno institucional. La España del 2012 está menos unida que la de 1978. Después de 35 años, las tensiones territoriales siguen ahí y en los últimos meses se han acentuado en Cataluña, donde el presidente de la Generalitat, que es el representante ordinario del Estado, amenaza con incumplir la ley, bien sea convocando un referéndum para preguntar a los catalanes si quieren separarse de España, bien anunciando la insumisión si el Gobierno aprueba la ley de Educación. Por no hablar de la corrupción que salpica a diferentes cargos públicos de diversos partidos y que es también otro síntoma de esa «crisis total» de la que hablaba Mayor Oreja.

Ante esta situación, la pregunta obvia es como se sale de ella. No es fácil, porque en el fondo la crisis tiene su origen en las personas, en la pérdida del sistema de valores morales, éticos, que ha regido su comportamiento durante mucho tiempo y que también ha sido puesto en cuestión por un relativismo moral y social que lo arrasa todo. Por eso, la regeneración que necesita España tiene que empezar por las personas individuales y concretas que son las que al final conforman la sociedad y las Instituciones.

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