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Publicado por
julia navarro
León

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El 2012 ha sido un año nefasto, de manera que no le vamos a echar de menos. Y es que ha sido el año en que el paro ha alcanzado una cifra insoportable, el año en que el Gobierno de Mariano Rajoy amparándose en la crisis está llevando a cabo una política con un contenido ideológico de tal calado que supone el cambio de un «modelo social» a un «modelo liberal» puro y duro. Y un modelo liberal puro y duro pasa por el desmantelamiento de los servicios públicos.

Sí, ya sé que oficialmente los recortes en educación, sanidad, investigación, Ley de Dependencia, rebajas de sueldos, reforma laboral que facilita el despido, etc, etc, se hacen en nombre de la crisis. Pero en ningún lugar está escrito que la salida de la crisis pase por estas recetas.

Desde el Gobierno se apunta que a finales del 2013 las cosas irán mejor. Yo soy escéptica, pero ojalá tengan razón, aunque me cuesta creer que las cosas van a ir mejor si nuestra excelente sanidad pública se privatiza a través de «externalizar» su gestión, o si hay menos dinero para la educación, o si las partidas en investigación continúan siendo ridículas, o si continúan los despidos masivos tal y como se pretende en empresas como Iberia o Paradores, o incluso en Bankia. Aún así, el 2012 ha sido tan rematadamente malo que cabe aguardar con esperanza el 2013.

Y es que lo peor que puede pasar es precisamente eso, perder la esperanza, y ahora mismo una inmensa mayoría de ciudadanos ve con pesimismo el futuro. Si nuestros políticos pisaran la calle verían que buena parte de la sociedad está deprimida precisamente por la falta de expectativas en el futuro inmediato.

Si pudiéramos pedir algo al 2013 creo que todos nos pondríamos de acuerdo en pedir que no aumente el paro, y ya puestos a pedir pediríamos que empiece a disminuir.

También podríamos pedirle al 2013 que Artur Mas decida no provocar problemas ni en Cataluña ni en el resto de España convocando un referéndum independentista a todas luces ilegal. El 2013 debería de servir de acicate a los políticos para que cambien de talante y procuren dialogar y buscar soluciones a los problemas. Incluso podríamos pedir al nuevo año que el PSOE se encuentre a sí mismo, porque es imprescindible para la estabilidad de nuestro país.

En fin, se me ocurren tantas y tantas cosas que pedir al 2013 que con solo que nos traiga la mitad ya tendríamos mucho ganado. Faltan tres días para despedir al nefasto 2012, y el 2013 está por escribir de manera que ¡Feliz Año!