EN BLANCO
Paz Borg
Mucha gente piensa que las sociedades deportivas, igual que las bicicletas, solo son para el verano. Craso error. Vivimos tiempos invernales que marcan el punto de salida para un año que se presenta tiznado de negro —lo mismo que el rey Baltasar, al que ayer se vio por León cargado de regalos—, pero La Venatoria sigue siendo, como en los meses de estío, una colmena vibrante de vida. Es lógico, pues con todo lo que nos caído encima lo normal es aferrarse a lo más amable y cercano. Por ahí andan los hermanos Quijano o el zascandil Alfredo Puente, que reparte su tiempo entre el gimnasio y la catequesis, pues está siguiendo el protocolo católico de cara a su próxima boda, prevista para cuando florezca la primavera y en la iglesia de los Capuchinos. También el Lebrel, así motejado a causa de sus artificios fulleros en la mesa de mus, o la sensual Eva, siempre atenta al rescate de cualquier tarambana que se lance a las ahora gélidas aguas de la pileta. Cosa que hace el perdulario Pepín Muñiz solo para disfrutar de su boca a boca.
Se rumorea que el destino inmediato de Pepín es el banquillo del Real Madrid, pues de otra forma no se explican las constantes llamadas a la sauna del presidente blanco Florentino Pérez para consultar la lista de futuras altas y bajas en la plantilla merengue. Los guiños del fútbol, ya saben, son inescrutables. Pero la sensación del momento, y seguro que oirán hablar de ella a lo largo del 2013, es Paz Borg, una jugadora de pádel cuyo apodo hace mención al mítico tenista, ya que sus subidas a la red son un calco mejorado de las realizadas por el legendario campeón sueco. Expertos en la materia se emocionan ante sus acrobacias felinas y una lírica de la raqueta que levanta murmullos de admiración. Paz Borg, otro eslabón en la cadena de magníficos deportistas surgidos de la cantera de La Venatoria.