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gALLegO
León

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Se cree por tradición que los Reyes Magos que acabamos de festejar pudieron cumplir su misión porque acertaron a descifrar que la estrella, cometa, o lo que fuera era una señal inequívoca de que había nacido el Mesías. Y no sólo acertaron sino que supieron seguir su estela para llegar hasta el portal.

Pues a Sus Majestades les querría ver yo si tuvieran que quedarse por aquí y acertar en su camino para llegar al destino anhelado. Porque no me cansaré nunca de repetir que la señalización de calles y carreteras es en nuestra ciudad y en toda la provincia una asignatura pendiente, que a lo que se ve no vamos a superar nunca, ni aunque se cambie de plan de estudios.

Días pasados publicaba este periódico una fotografía significativa en la que se comprobaba que en la autovía León-Benavente no se había señalizado el enlace al Acceso Sur (LE-11) para que la entrada a León sea más rápida para los vehículos que quieran entrar a nuestra capital y que, en teoría, se ahorrarían 15 minutos gracias a este enlace que nos trajo Papá Noel. Pero lo que de verdad se han ahorrado es un cartel nuevo o la impresión añadida en los que ya existen (que espacio hay para ello), que no sé si será mucho su coste pero cuando se hace una nueva vía, en su presupuesto debe entrar la señalización para acceder a ella desde las otras. Vamos, que el ahorro es el chocolate del loro y en cambio se perjudica a los usuarios, porque no se benefician de la novedad al desconocerlo y seguir utilizando la antigua.

Pues por si esto no fuera suficiente, el pasado jueves regresaba ya de noche del puerto San Isidro por la carretera que va de Ambasaguas a Puente Villarente y al llegar a esta última localidad encontré una rotonda para volver a la capital utilizando la recién estrenada A-60, ese único tramo (me temo que por mucho tiempo) de la León-Valladolid proyectada hace más de 20 años y que dos décadas después tiene sólo útiles 7 kilómetros. Después de la segunda rotonda la señal para indicar la dirección de León no tiene más de 40 centímetros cuadrados. Cerca de la capital encuentras un gran cartel y tomas esa salida que es doble y de repente, hay una bifurcación y una pequeña señal que lees cuando ya casi has entrado: por la izquierda te envía a Oviedo y por la derecha se supone que sales a León y resulta que apareces en la subida al Portillo y tienes que subir hasta la rotonda y dar la vuelta. Realmente la señalización no es el fuerte de las carreteras leonesas.

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