Diario de León
Publicado por
JOSÉ A. BALBOA DE PAZ
León

Creado:

Actualizado:

La mentira gobierna el mundo, escribió lúcidamente Jean Françoise Revel. Desde siempre los políticos han mentido para alcanzar el poder o para mantenerse en él. En el pasado, la mentira se consideraba un arma poderosa, y no había escrúpulos en utilizarla. Conocieran o no a Maquiavelo, para ellos el fin siempre justificaba los medios para alcanzarlo. Guicciardini, contemporáneo de Maquiavelo, aconsejaba a los políticos que, incluso cuando fueran cogidos en una mentira, la negaran sistemáticamente, pues siempre habría algunos que dudarían y al final creerían en su versión. El político, por ello, debía mantenerse en la mentira: «Sostenella y no enmendalla». Sin embargo, éste sabía que la mentira era un pecado. Por eso, al final de sus días, se arrepentía, pedía perdón, daba una limosna a la Iglesia y, de ese modo, creía que todo estaba arreglado respecto de su salvación.

Ahora es diferente. El político sigue mintiendo, incluso más que antes; pero cree que no miente (en realidad —y esto es lo realmente grave— no lo hace, si por mentir se entiende decir a sabiendas lo contrario de lo que se piensa). La razón es que los políticos —y sus corifeos o intelectuales orgánicos— han logrado cuestionar el concepto de verdad ontológica y epistemológica. No existe la verdad absoluta, por lo que todo es relativo, todo es opinable. Es decir, aunque la mujer vea a su marido en brazos de su amante, no es lo que parece, siempre hay una justificación. Lo que vemos no es la realidad de las cosas, sino pura apariencia, fenomenología. El político cree en lo que hace y siempre intenta justificarlo. Por eso no necesita arrepentirse, ni pedir perdón. ¿A quién debería pedirlo? Dios ha muerto, escribió Nietzsche, el maestro del relativismo y el nihilismo, y ni la religión ni la Iglesia son ya necesarias. Los votos lo justifican todo.

Pero Dios no ha muerto, y los que creemos en la verdad sabemos que no todo es relativo, que no se trata de opiniones diferentes, ni de votos: la mentira también existe, aunque se disfrace de ideología. Sabemos lo mucho que nos han mentido en estos años, y padecemos una crisis de escepticismo. Comienza 2013 y la realidad desnuda de los hechos es que sube la cesta de la compra, la mayoría somos más pobres y los políticos siguen sin hacer las reformas que el país necesita: acabar con el despilfarro. Nos empiezan a marear de nuevo con la reforma de la administración: no son 30.000 los concejales menos sino 12.000; se niegan a reducir el número de ayuntamientos, sólo suprimirán juntas vecinales y mancomunidades; no hablan del problema autonómico que, por su culpa, es un hoy un cáncer. Nos la envuelven en oropeles, en mentiras, porque —en esto no hay ideologías—, no piensan prescindir de su buena vida.

tracking