Diario de León
Publicado por
Joaquín Cuevas Aller. Escritor
León

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La historia de una Comunidad autónoma no comienza en un instante, de cero. Necesita un período más o menos largo de historia común y esto no ha ocurrido con las regiones de León y Castilla. Ésta es la historia real.

Los historiadores en general afirman que en Asturias se formó el embrión de España. Esto es así porque ya en el reino de los ástures se vivía, se actuaba y se pensaba como se vivía, se actuaga y se pensaba en tiempos de los visigodos y anteriormente de los romanos. Ese embrión se hizo grande y vio la luz a comienzos del siglo X con el nacimiento del Reino de León, continuador del Reino de Oviedo.

Las tradiciones ancestrales de los visigodos continuaron en el Reino de León, incluso el idioma romance continuó hablándose en todo el Reino con diferentes formas de habla, todas muy parecidas. Las leyes que regían en los reinos astur y luego leonés fueron las leyes romanas y visigodas, la Lex Romana Visigothorum, llamada después Fuero Juzgo.

Miles de mozárabes, muchos muy cultos, emigraron a Asturias y luego a León, trayendo la cultura isidoriana con algunas formas artísticas musulmanas. Ello motivó una transfusión cultural y sanguínea entre los habitantes del Reino de León y los cristianos del sur de la península sin que ello produjera un mestizaje ni siquiera una simbiosis efectiva entre el Reino de León y el Califato de Córdoba.

Es bien cierto que a medida que los reyes de León iban reconquistando el territorio invadido por los musulmanes se iba haciendo más España. No es menos cierto que fueron reyes de Oviedo y luego reyes de León los que limpiaron de invasores el territorio vasco y luego el castellano. Y no es menos verdad que Castilla, aunque unida oficialmente al Reino de León, nunca estuvo conforme con pertenecer a dicho reino. Prueba de ello es que nunca aceptó las leyes leonesas del Fuero Juzgo ni nunca fueron oficiales en Castilla hasta bien avanzado el siglo XIV. Mucho antes Castilla logró su independencia total de León. También es totalmente cierto que los castellanos traicionaron a los reyes leoneses en repetidas ocasiones, llegando incluso a pactar con los musulmanes para atacar a León, retrasando en siglos el final de la Reconquista. Esto lo confirman expertos historiadores castellanos cono Manuel Risco y Pérez de Urbel. En fin, Castilla, desde el conde Fernán González, tuvo obsesión por destruir al Reino de León, quería crear un gran reino peninsular, el Reino de Castilla.

La incapacidad de los reyes asturleoneses para dominar y destruir los separatismos de los vascocastellanos trajo la fragmentación del Reino de León y la herencia actual de los separatismos periféricos. Parece que el separatismo está en las entrañas de lo hispánico.

El año 1983 la casta de parásitos vividores a cuenta de los ciudadanos, es decir, los políticos, formó una autonomía con unas provincias castellanas y la región leonesa a la que llamaron Castilla y León. Una autonomía contraria a la Constitución Española (art. 2) y a la Declaración de los Derechos Humanos (art. 6º, 7º y 21º-6). Desde el primer momento la casta de parásitos descubrió sus cartas: favorecer a una provincia, la de Valladolid, perjudicando a las otro ocho. Desde el primer momento Valladolid se ha ido desarrollando con fuerza mientras las demás se empobrecían. Con referencia a la provincia de León entraron a saco, llevándose todo lo que era rentable y masacrando a los principales medios de progreso: la agricultura, la ganadería y la minería. En la época de bonanza, a León llegaban algunas limosnas y, de vez en cuando, alguna propina. Ahora que estamos en época de crisis, a León sólo llegan algunas migajas, habiendo sido paralizados casi todos los proyectos iniciados. Las consecuencias son trágicas: infinidad de municipios han perdido en estos últimos treinta años más del 80% de la población. En infinidad de pueblos sólo quedan las personas que ya no pueden ni con la maleta para marcharse.

No tengo el dato exacto, pero es posible que hoy nacen más leoneses fuera de la provincia de León que dentro. Esta autonomía rompe todas las bases de la democracia. Es bien sabido que sólo hay democracia cuando un Gobierno protege los intereses de todos los ciudadanos. Cuando, como sucede en esta autonomía, se protege los intereses de una parte de los ciudadanos, a eso se le llama tiranía.

Pero lo peor no es el retroceso económico y social, lo peor es la desaparición de toda referencia a la historia y a la identidad leonesa. Valladolid está haciendo grandes esfuerzos para que desaparezca todo vestigio de León y de lo leonés para siempre. Para demostrarlo, basta con leer los libros de historia que edita o subvenciona la Junta. Se ha llegado a un punto tal, que al queso fabricado en la provincia de León, lo llaman queso castellano. Para todo esto, la Junta utiliza un método infalible: la mentira.

Hace 2.000 años, un hombre llamado Jesucristo dijo algunas frases que nunca antes ni después de él, otro hombre haya dicho. Entre esas frases voy a destacar dos: «yo soy el camino, la verdad y la vida» Y la otra, «he venido a dar testimonio de la verdad». Estas frases quieren decir que la verdad es el único camino para tener una vida en libertad. En cambio, la mentira es el camino para llevar la vida a la tiranía.

En el caso de la provincia de León, la Junta se ha comido todos los huevos y ahora se quiere comer la gallina. Se ha comido todos los recursos y ahora se quiere comer el patrimonio de las juntas vecinales, un patrimonio medieval.

Me pregunto si ya no quedan leoneses como aquellos que dieron su sangre, su sudor y sus lágrimas para engrandecer a León. Me pregunto si ya no quedan leoneses como aquellos que construyeron dos de los edificios más bellos y maravillosos de toda España, la Catedral y San Isidoro. Unos edificios que no han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por ser leoneses.

A León no lo van a salvar los que lo han hundido: no será este PSOE, donde los mejores hombres son eliminados, ni este PP con los mismos problemas, los que eviten que León se siga desangrando. León será salvado cuando surjan leoneses semejantes a los antiguos que lo engrandecieron y estar generosamente dispuestos a dar más a León de lo que reciben. A día de hoy, que León se desangre ¿a quién le importa?

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