Nadie debe ser invisible para optar a un empleo

El drama del paro está enquistado en la sociedad, sin que las medidas de las diferentes administraciones logren frenar una sangría que afecta ya a casi 46.000 leoneses.

Pero dentro de éstos, los hay que están sufriendo un drama añadido: el de la edad. Ésa que les impide acceder a cualquiera de los planes de empleo y de formación que ahora existen y que preferencian a los jóvenes hasta los 30 años, principalmente.

Estos parados existen. Son una realidad que está ahí y que, por tanto, no deben ser olvidados. Y aquí el pecado se lo reparten por igual el Servicio Público de Empleo y las centrales sindicales. Ambos, en esos planes de formación que ponen en marcha no tienen en cuenta a este grueso de personas en paro de más de 44 años, que suponen casi el 40% del total.

El desempleo entre los jóvenes es una lacra que conviene atajar, porque eso hará que esta sociedad tenga futuro. Dicho esto, una cosa no excluye a la otra. Ahora más que nunca se hace necesario que se ideen y que se pongan en marcha planes de formación y políticas que fomenten el empleo, también entre los mayores, entre aquellos que el único delito que han cometido es cumplir años y que los echen al paro en el momento más inoportuno.

Unos planes que les servirían para lograr una formación que está claro muchos, la mayoría, no poseen. Un hecho éste que no puede ser la excusa para echarlos fuera de un mercado laboral, en el que nadie debería ser invisible para optar a un empleo.