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DESDE MI PALOMAR por JOSÉ LUIS PRADA

Ni ancianos... ni niños...

Publicado por
León

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No sé si os daréis cuenta, pero de un tiempo a esta parte se ve y oye con asiduidad en los medios de comunicación noticias expresadas más o menos así: «Anciano de 66 años atropellado en un paso de cebra»… «Anciano de 68 años encontrado muerto en su casa, se baraja la posibilidad de que sea a consecuencia...».

Cuando oía o leía estas noticias siempre me quedaba un tanto perplejo… ¿a cuento de qué un hombre o mujer de 65 o 70 años se le puede definir como un anciano?... la verdad es que no lo entendía ni por supuesto, lo aceptaba. Hasta que el otro día se propagó la noticia: Dos ancianos de (67 y 68 años) se suicidaron por el tema de los desahucios… La verdad es que la noticia me conmocionó porque ese suicidio es el exponente del problema y malestar general en el que está viviendo España y es por desgracia la punta del iceberg del sufrimiento que están padeciendo muchas familias. ¡A esto hemos llegado...!

...Pero a lo que iba, y que es el tema que hoy quería tratar, ¿...dos ancianos de 67 y 68 años...? Ahora así, en caliente, no puedo quedarme callado y me rebelo ante esa incongruencia… Desde mi perspectiva, la ancianidad es el tramo final de la vida ordinaria del hombre… o mujer ¡claro!... Si miramos hacía atrás en el transcurso de la historia, en la Edad Media por ejemplo, a los cuarenta o cincuenta años ya se decía y se tenía asumido que se era viejo… Y más recientemente, a mediados del siglo pasado, un hombre o mujer se consideraban viejos, (no ancianos), al cumplir los sesenta años, eso lo vimos todos los que «peinamos canas». Hoy, en el momento actual, el tener 60, 65, 70 años (o más … no lo sé) es vivir un tramo intermedio que no es jamás ni por lo más remoto el ser viejo y el asumirlo como si fuese algo irreversible… Esto que digo no es una afirmación gratuita… nada más tenéis que mirar a vuestro alrededor y veréis a personas «entradas en años» de todo tipo y condición que están de «muy buen ver» y con unas ganas de vivir y trabajar increíbles, si les llamas ancianos, te pegan un par de hostias… También sí que es verdad que hay personas, de mucha menos edad que parece que ya han hecho todo en la vida y se dejan llevar por la inanición y la dejadez … para mí, estos sí son «ancianos prematuros», pero… ¡ojo!, no los critico, de eso nada, allá cada cual con su destino…

Comentando esto con gente de esa edad les parece demencial ese término «ancianos». No entiendo que periodistas y comunicadores no se den cuenta de ese cambio en la edad biológica y que es precisamente el gran problema que tiene que asumir en estos momentos la seguridad social y la generación venidera para hacer frente a ese «alargamiento» del ciclo vital del hombre. El problema es cojonudo…

En ese cambio que ha sufrido nuestra sociedad con respecto a la edad de las personas hay otro tema que también me llama la atención, ¿os habéis fijado alguna vez en otras noticias que por lo menos a mí me dejan pensativo?.. La noticia: «Una niña de 15 años se fuga de casa con un hombre de 19…» o otras como «niñ@ de 13 años ingresad@ por coma etílico...».

No lo entiendo, si la niña se fuga de casa con un tío de 19, seguro que ésta, hace ya mucho tiempo que dejó de jugar con muñecas… y si preguntas a los padres del tío de diecinueve te dirán también que aún es un niño... Me pregunto yo, ¿un «niño» que llega a casa de madrugada los fines de semana, que bebe y consume todo tipo de sustancias se le puede considerar un niño…? ¿Por qué estas actitudes se aceptan como algo normal por la sociedad, pero después nos llevamos las manos a la cabeza cuando ocurre algo?

No cabe duda de que vivimos en una sociedad hipócrita y lo que es peor cobarde. Hipócrita porque admitimos como borregos conductas que no son admisibles desde ningún punto de vista y cuando ocurre una tragedia, pedimos responsabilidades a los demás sin asumir que la culpa es nuestra como máximos responsables de la educación de nuestros hijos. Y cobarde porque en aras a una progresía fatua y a una mal entendida «libertad» no hemos sido capaces de marcar unas normas y responsabilidades básicas a nuestros hijos...

Si el mundo ha cambiado, si la sociedad ha cambiado, y vivimos más años, tendremos que adaptar esa realidad al momento en el que estamos. Los que ahora llaman ancianos con 60 ó 70 años, salvo excepciones, no lo son y es necesario que aprovechemos su experiencia y andadura, para que sean de alguna manera el referente y el hilo conductor de esta nuestra sociedad que se nos escapa de las manos y que ahora, más que nunca, necesita retomar los valores que hemos ido dejando en el camino creyendo todo el mundo que defenderlos era estar «pasado de moda». ¿? Ancianos qué no son ancianos y niños que no son niños..., esta sociedad necesita de manera imprescindible e inexcusable un reajuste ¡ya! Ni más ni menos....

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