Decapitados

La historia de esta tierra es la de sus expolios. Primero llegó la Desamortización de Mendizábal, allá por 1836, y, con ella, el despojo sistemático de las haciendas de los monasterios para, so excusa de entregar los bienes al pueblo, enriquecer a la burguesía afín, fundamentalmente catalana. Cayeron Sahagún, Nogales y tantos otros. Con ellos se perdió el patrimonio de siglos, devorado por la codicia. De Nogales encontramos restos hasta en Nueva York, en la Hispanic Society, como tuvimos ocasión de comprobar en 1985. También hay huella leonesa en Londres, París y varias fundaciones norteamericanas, nacidas al amparo de los adinerados que compraron las migajas de un pasado ilustre convertido en fuente de riqueza.

Parecía claro que aquellas codicias feroces habían llegado a su final a mediados del siglo XX. Pero no. Prueba de ello han sido los golpes de efecto en diversos monumentos de la autonomía, no hace muchos años, y de la provincia recientemente. De Quintana del Marco llegan las últimas noticias. El busto romano conocido como «de Marco Aurelio», que pendía de la espadaña de una de sus iglesias, amaneció no hace mucho decapitado. Para broma es cruel sarcasmo, como mercancía de venta hay que ser stulto, que dirían los latinos, para actuar así.

La villa romana de Quintana, de donde procedía la escultura, que yace el sueño de los justos en el pago de Los Villares desde 1899, reclamaba a gritos medidas de protección que nunca llegaban. Sí, en cambio, los mosaicos robados a escondidas para decorar cocinas y paredes, los entregados a burguesotes de la comarca como prebenda feudal al nuevo poderoso, y aquellos otros objetos que, gracias al buen hacer de quienes los encontraron, reposan en el Museo de León.

Declarada la villa Bien de Interés Cultural, los sucesivos alcaldes de Quintana han solicitado a la comisión de Patrimonio de la Junta en León apoyo y no cortapisas y entorpecimientos, como viene siendo costumbre en la misma por culpa de las peculiares consejas de algunos técnicos, que más deberían de preocuparse en proteger y no en… ya me entienden. No sorprende que la misma comisión, hace algunos años, se enzarzara con el Ayuntamiento leonés por el asunto de los célebres Principia de la Legión VII Gémina, el cuartel general de la misma, por cuyo mando pasó hasta el emperador Trajano, y que los regidores de la capital deseaban a toda costa preservar, que cientos de leoneses defendieron hasta en las calles.

Mientras los Principia mueren en el abandono de su desinterés, y los Villares se llenan de matorral y maleza, sigamos poniendo impedimientos y palitos en la rueda del patrimonio provincial. Intertextualizando las palabras de mi admirado Jesús Courel, había que hacer algo…