La opinión del lector
Carta abierta a Belarmino de Somiedo
¡Ay, Belarmino fiu, vas matanos dun disgustu! ¡Mira que decir que «Babia y Laciana no existen» ¡ye que viajas poucu, om!
No sé el contexto exacto en que dijiste la frase reproducida en prensa, y no quiero creer que tuviera sentido despectivo, aunque me lo parece. Si es así, veote algo bocón, y notásete que no aceptas las resoluciones de los tribunales, lo que tenemos que hacer todos, lo mismo cuando son buenas que cuando son malas. Nunca hablé de tu tierra y de tu Ayuntamiento más que en sentido elogioso y encantada de que Somiedo progrese, que para él tuvo, lo mismo que todos los demás. Recuerdo, perfectamente a tus gentes cuando venían a ganarse el pan a las minas, junto con babianos y lacianiegos. Yo comprendo que el pasar de les madreñes a las botas de goma fue un gran salto, pero Babia y Laciana están orgullosos de él y no desprecian a nadie.
Babia y Laciana están, según subes al alto del Puerto, todo de frente, en el sitio donde pastan las tus vacas, en terrenos que Cabrillanes cree que son suyos. Las probes, como no hablan no molestan. ¡Has de fijate!
La alcaldesa de Villablino, dizme que te advierta que tiene de oficio domar rapazos, así que un alcalde es poca comida para ella, y que no andes tan llargón que vas a cabreala. No me digas en qué tengo que gastar los cuartos, que lo sé. No soy la más lista del pueblo, pero tú tampoco. Así que Belarminin, (trátote con confianza, om), defiende lo tuyo como mejor veas, pero ni des lecciones, ni faltes, ni a nuestra tierra, ni a nuestra gente. Con que, ¡andame po lo segao! ¿ Oyisti? Pues eso.
Lina Freire Suárez. ALCALDESA DE CABRILLANES
¿«Ciudad muerta» o cuantiosos euros?
La peineta de la bicefalia berciana ha sido un poco sorprendente por muy escandalosa. El arte de servir al pueblo es la gran mentira de la política en este trance leve y zaíno. La jugada ha sido tan transparente que no admite comentario plausible la felonía.
En la mitad de la legislatura cuando el 60% de los proyectos están en marcha, viene la oposición a las órdenes de un astuto Monipodio y arrebata la fuente de las posibles ganancias suculentas al frente del edilato. No hay más razones ni atractivos que la maldad del hombre en este caso doble por la tradicional bicefalia. A ningún bobo le amarga el dulce. De momento las esperanzas del nuevo gobierno son poco optimistas conocidos los antecedentes de ambas militancias. Poco o mucho habría que contar del personajillo Álvarez, para no mancharse, y otro tanto de su afín arquitecto venido a menos con el escaso bagaje obtenido en las últimas elecciones. Añádase su militancia a las órdenes del inmemorable señor Fernández y del jovenzuelo Tino.
La angustia de los bolsillos en una oposición infructífera ha alertado a ambos contendientes en la lucha por el fortín y sus emolumentos, que combatan la penuria de los bolsillos. Lo lamentable es que se enfunden la carátula de «una ciudad muerta» sin otras miras directas que embolsarse los cuantiosos euros. ¿Quiénes van a ser los paganos de tan avispadas fechorías? Los de siempre, los sufridos votantes de la capital berciana.
Los señores socialistas son incapaces de acabar con las malas formas que les caracterizan del juego sucio. Desde Valderas, lo más reciente, a Ponferrada. Es la única oposición que saben hacer. Y mientras les capitanee la estela del señor Pérez, no habrá mejores caminos que la falsía y la doble verdad que es peor que una mentira transparente.
Lo importante es la razón puesta en la treta como excusa, de la «ciudad muerta». Esperamos que la gente seria berciana no se la crea a pie juntillas, porque ojos en la cara tienen y un poco más alto el sentido común. Hay que poner fin, como pueblo serio, a estos intentos de sobornos nada democráticos, si se desea que los ciudadanos con su voto apoyen el feliz devenir democrático.
Ángel Carvajal Carrera. LEÓN