HISTORIAS DEL REINO
La venganza ponferradina de don Mendo
En 1918 se estrenó la genial obra de teatro de Pedro Muñoz Seca La venganza de don Mendo . Su divertida acción trascurre en el Reino de León, allá por el siglo XII. Concretamente durante el tiempo del emperador Alfonso VII, que fue coronado en 1135 en la Catedral. Un noble desperrado, don Mendo, es vilipendiado por una mala mujer, Magdalena Manso de Jarama, que acaba prefiriendo por marido a un duque antes que al caballero honrado que la corteja, ahora molesto incordio.
Largo tiempo pena su desgracia don Mendo, que retorna a la corte convertido en juglar, amigo de judías y moras, trovador vengativo bajo el nombre de Renato, el renacido. No importa con qué alianza contar si el fin es recuperar lo que fue suyo…o morir matando. Magdalena ha desposado con el duque de Toro que, por matrimonio, es toro manso. Pero la pretende Alfonso siete, cabeza testada y con suficiente poder como para alterar lo que natura unió. Tal que las leyes van do quieren reyes, así la venganza de don Mendo hará suspirar de amor a quien un día le rechazó, humillándole. Por el camino quedan las sospechas del duque de Toro, los celos de los aliados puntuales, moras y judías. Todas las piezas son sacrificables en pro de la consecución de lo que un día gozó…y otrora perdió.
Bordó el papel de don Mendo Fernando Fernán Gómez, a comienzos de los años 60. Hoy, cual astracanada democrática, pareciera que el reino de León retornase a ese Medievo estrafalario. Si Magdalena fuera Ponferrada, por ella lucharían don Pedro López Riesco, su marido legítimo, y don Mendo Álvarez, que, ayudado por una mora interesada, de nombre Azofaifa —otórgue la identificación actual el lector—, acaba consiguiendo su venganza, aun a costa de dejar a la dama a los pies de los caballos del bochorno nacional.
Nadie quita razones de cómo don Mendo fue buen marqués de su tierra e hizo mucho por su ciudad. Tampoco que hubo de ser socialista lo que un día tornó popular. Pero, años después, elecciones de por medio, nombres de mujer que saltaron a la prensa nacional y retornan hoy, deberían nuestros ilustres caballeros reflexionar sobre lo hecho, la forma un tanto vil en la que han privado de un sillón a quien los votos, y la ley, llevaron hasta ese escaño. Y, sobre todo, comprender que con este tipo de actuaciones, conociendo nuestra historia y el punto correoso de todo español, máxime retorcido el colmillo si se es leonés, y dispuesto a sacar punta hasta las ramas, deberían releer a Muñoz Seca, a quien intertextualizo para terminar, con sabor amargo en la boca por esa Ponferrada que merece honores más altos y menos pendones. Ismael, querido Folgueral / Reparad que os jugáis la corona; / que estáis buscando al gato los tres pieces / y que es torpe e insensato /el pretender buscar tres pies al gato.