Diario de León

CON VIENTO FRESCO

Virus soberanista

Publicado por
JOSÉ A. BALBOA DE PAZ
León

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El ministro de Justicia instaba la semana pasada a jueces y fiscales a no contaminarse por el soberanismo, lo que ha de entenderse como altamente contagioso para personas, partidos e instituciones, y como amenaza para la vida política de nuestro país. El caso del fiscal superior de Cataluña es evidente. Un hombre conservador de ideas no nacionalistas, defiende la oportunidad de una consulta soberanista siendo fiscal y sabiendo, porque lo dice la ley, que jueces y magistrados no pueden participar en ese debate porque podrían ser llamados a intervenir y, por tanto, como argumenta el ministro, estarían contaminados para ejercer con imparcialidad sus funciones.

El caso más paradigmático es el de los partidos políticos: el PSUC reconvertido en Iniciativa per Catalunya, pero sobre todo el PSC. Este, como se sabe, nació en 1978 de la unión de tres formaciones: el Partit Socialista de Catalunya-Congrés, el Partit Socialista de Catalunya-Reagrupament y la Federación Catalana del PSOE. Los primeros eran dos pequeños partidos de ideología socialdemócrata y nacionalista, en los que militaban miembros de la burguesía catalana e intelectuales: los Maragall, Joan Reventós, Ernest Lluch, etc.; la Federación Catalana del PSOE, por el contrario, era un partido socialista que integraba a trabajadores de las fábricas del cinturón rojo de Barcelona, líderes sindicales, etc.

Mientras los aquellos proporcionaban los dirigentes del nuevo PSC, la federación del PSOE ponía los votos, la mayoría de origen charnego. Se hablaba por ello de dos almas, pero con el correr del tiempo, los intelectuales burgueses regresaron al redil del nacionalismo después de su trabajo de zapa, logrando inocular el virus soberanista a los Montilla, Chacón, Navarro, que han convertido al PSC (la C con una tipografía el doble de ancha) en un partido más del ámbito nacionalista La deriva de estos hacia el soberanismo ha puesto en un brete al PSOE, amenazando con hacer desaparecer el socialismo de Cataluña, contagiando además a los socialistas gallegos (PSG) y vascos (PSPV).

El soberanismo ha infectado de tal modo el legítimo principio autonómico, es decir la descentralización administrativa, que ha convertido España en un estado prácticamente desvertebrado, con trasferencias a las CC.AA., como la sanidad y la educación, que están creando graves diferencias entre los ciudadanos. El haber logrado el vaciamiento competencial del estado, hasta el punto de que el grado de autonomía sea mayor que muchos estados federales, no ha logrado saciar las ansias de poder de los nacionalistas, si acaso las ha incrementado con la deriva soberanista. Hoy nos encontramos con una auténtica rebelión en Cataluña, que amenaza con infeccionar otras comunidades y romper definitivamente con la unidad histórica de nuestro país.

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