Empapelados

La preocupación por el creciente fraude político es ya el segundo problema de nuestro país, según las encuestas. El primero quizá sea la ineptitud de quienes tratan de solucionarlo. Da la impresión de que hemos dejado solo al benemérito juez Ruz. El número de granujas que le tienen atareado es claramente superior al de personas decentes que le ayudan.

Le ha caído una buena, aunque sea malísima, ahora que la policía vincula los papeles de Bárcenas con la trama Gürtel y la supuesta financiación ilegal del PP. Hay mucho que investigar y faltan lupas.

De momento se ha empapelado a mucha gente y a una pequeña parte de gentuza. Uso la palabra empapelar no en su primera acepción, que es la de cubrir de papel una habitación, sino en la de abrir causa criminal a alguien, ya que hay indicios de que cubrió su casa entera con papel moneda, o sea, que nos ha robado a todos.

La caja B no es la inicial de Bárcenas, porque hay complicadas más personas, de esas llamadas golfos de levita, envueltas en su respetabilidad.

La Fiscalía ve indicios de delito en Camps y en Rita Barberá por el caso Nóos. Como los dos están aforados pueden hacer mutis por el foro. Habría que revisar esa forma de impunidad porque limita con la más absoluta desvergüenza. Elegir a álguien para que conduzca el autocar no exige que lleven los ojos cerrados los pasajeros.

Ahora que tanto se habla de Chávez y ha sido despedido clamorosamente como el «Cristo de los Pobres», habría que recordar al que según él fue su arquetipo de ejemplo. Simón Bolívar no se cansó durante su apasionada vida de decirle a su pueblo que tenía dos cuestiones pendientes: «moral y luces son nuestros problemas». No distan mucho de ser también los nuestros.

Cuando era aproximadamente joven recorrí lo que entonces se llamaba Hispanoamérica y hoy Latinoamérica. En muchos aspectos somos hermanos. Inclitas razas paupérrimas, sangre de Hispania fecunda, etcétera.