Corte y limpieza

Las lluvias especialmente copiosas de los últimos días, unidas a los fuertes vientos, han provocado que los bomberos realizaran numerosas salidas por la caída de cascotes o elementos peligrosos para la circulación.

La casa de Dámaso Mérino que se derrumbó parcialmente el 23 de abril del 2011, mantuvo entonces la calle cortada durante unos días, hasta que se derribó la parte afectada y mucho después se consolidó (o eso se dijo) el resto. Pero el pasado miércoles volvieron a caer a la calle trozos de la fachada, por lo que de nuevo se cortó el tránsito. Pero curiosamente al día siguiente se habían recogido los cascotes y se restableció el paso. Vamos, como si se hubiera cortado la calle para evitar que los peatones desperdigaran los restos caídos.

Lo de cortar el tránsito no fue más que poner una cinta de plástico a cada lado , por lo que la gente siguió pasando para evitar un rodeo. Es decir, que no se trata de un corte total, sino figurado, por lo que el peligro sigue, aunque me temo que en caso de ocurrir algún accidente con víctimas el Ayuntamiento se llame andanas, alegando que cortó la calle.

Así que para evitar males mayores se me ocurren dos sugerencias. La primera, al Ayuntamiento, urgiéndole a que no se tome el tema a broma y adopte una decisión contundente para acabar con el peligro que representa que siga en pie un trozo de fachada cada día más abombada (casi tanto como el trozo que ya se cayó), porque está claro que cualquier posible «arreglo» no va a servir de nada, el deterioro continuará y sólo se aplazará el problema. Si se quiere salvar la fachada, que se coloque el consiguiente «mecano» y punto. Pero si se espera que, en plan salomónico, el tiempo y los elementos acaben por derribar la edificación tal vez ocurra pero con alguna víctima y creo que ese es un riesgo al que no debe arriesgarse Poridad.

La otra sugerencia es para quienes por allí acostumbran a pasar. Decirles que no merece la pena jugar a la ruleta rusa y que es mejor que vayan por otro lado a la espera de que el Ayuntamiento deje de marear la perdiz y solucione el problema, porque con la casa casi se ha acabado ya, así que no sé porque tantos remilgos. Vamos, que no pasen por allí, por si acaso, igual que yo no tiento la suerte pasando por debajo del Unicornio de Eduardo Arroyo en Puerta Castillo. Por cierto, que el lugar de las moscas de este escultor que encerraron junto al Arco está lleno de suciedad y tienen el cristal casi totalmente tapado por carteles pegados. A ver si se limpia y se le cobra el gasto al propietario de los carteles, para que sepa dónde no debe colocarlos.