Diario de León

FUERA DE JUEGO

Ceremonia de la confusión

León

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De todo lo visto y oído en los últimos días me quedo con el titular de un periódico digital de Salamanca porque sin duda es donde tienen más claro lo ocurrido: «Samuel Folgueral, condenado por acoso sexual, nuevo alcalde de Ponferrada». Es el mejor ejemplo de este tumulto propio de una taberna portuaria en el que se ha convertido el affaire y donde el que más y el que menos ha aprovechado para descerrajar algún tiro al rival mientras daba jarabe de navaja al hermano de al lado.

Como bien dijo aquella «yo por el cargo mato!!!». Y buena prueba han dado unos y otros y los de más allá sumándose a esa refriega de mandobles, sin molestarse al menos de enterarse de qué estaba pasando.

En toda esta ceremonia de la confusión ahora resulta que, por ir por orden cronológico, Ismael Álvarez desbancó de la Alcaldía a López Gavela —ganó las elecciones a Zanca en 1995—, que fue investido con tres tránsfugas —dieron el salto desde el PSOE al grupo mixto varias semanas después— y que Celso fue un alcalde a imitar... por quienes denuncian ahora la «parálisis» de la ciudad.

Resulta que en el caso Nevenka el ya ex alcalde López Riesco no tuvo nada que ver ni asumió el cargo prometiendo que el programa de su precedesor sería su «catecismo».

Y resulta que la pena a Álvarez fue de cadena perpetua política según ese mismo PSOE que mantiene como líder en el País Vasco a un condenado por violencia machista. Y es ese partido que debe decidir si elige como líder a la que esperó en Barcelona, a que sólo faltasen 45 minutos para el pleno de la moción, para abrir la caja de pandora con la que enviar a la picota al que parece que está momificado en Ferraz desde la transición y al muchachito de Valladolid que dijo lo de digo, diego, dije y si hacía falta digui, digui... todo en la misma tarde.

Y mientras, en la bancada de enfrente, se hacen cruces porque se ha pactado con el mismo con el que se ha negociado y renegociado su posible regreso durante toda una década, y por cierto, con muchas dudas y de muchos.

Hay días en los que todo debería ser cuestión de honradez, de no tomar a los ciudadanos por tontos. La mentira es lo más intolerable en las tabernas portuarias porque allí, al menos, existen ciertos códigos...

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