Diario de León

EL BAILE DEL AHORCADO

Piedrasllanas

León

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Vaya tropa! Sale Óscar López cual Ecce Homo asumiendo la culpa —eso, sí, sin dimitir y aprovechando la ocasión para recordar que Elena Valenciano estaba al tanto de la conexión Ponferrada— y no tiene mejor argumento con el que defenderse que erigirse como caballero andante, desfacedor de entuertos e injusticias. Para justificar su grotesca actuación, declara que le cegó la posibilidad de sacar de la política a un acosador. ¡Vaya tela! No había hecho tanto el ridículo desde el día de la amanecida en el mirador de Piedrasllanas. ¡Qué nivel de elocuencia! ¿Qué argumentación! ¡Qué poca vergüenza! Pero ¿Qué se ha creído? ¿Tan poco respeto tiene por los ciudadanos como para recurrir a un un argumento tan falaz? Pero ¿de verdad piensa que tiene derecho a pisotear la voluntad de los votantes?

En España tenemos las leyes que tenemos, leyes que permiten que incluso los terroristas lleguen a gobernar. ¿Qué juego de disimulo es este? Los únicos con el derecho a mandar al ostracismo de la política a delincuentes ‘reinsertados’ son los jueces y los votantes. Ahí están las víctimas del País Vasco, pasándolas putas con los que durante años les han torturado, viendo cómo ahora controlan sus vidas y haciendas en nombre de una paz hecha a la medida de los cobardes. Vaya nivel de PSOE. Claro que siempre se puede seguir cayendo, incluso cuando te arrastras. Pactar con un acosador sexual es asqueroso, ruin, pero, al final, es una irrelevancia ante toda la podredumbre en la que nos obligan a nadar. España se ha vuelto tan anodina como la formación ética e intelectual de todos ellos.

Incluso el mal requiere de cierta sofisticación. ¿Dónde está el categórico moral de Carme Chacón? — Es insoportable como socialista q cualquier día pero sb todo hoy, vayamos a gobernar Ponferrada por el voto d 1 acosador sexual. Yo, contraria — ¿De verdad? ¿por qué, entonces, no lo denunció antes? Disimulo, estrategia... Al final, el arma de una mujer para llegar al poder es servirse de la violencia que se ha ejercido sobre otra. La actitud de la catalana, reconvertida ahora en andaluza rancia, es aún más miserable que la del castellano. Uno intenta aprovecharse del victimario ninguneando a la víctima, la otra se aprovecha de la víctima para medrar. ¿Y el PP? Amnesia total, atacando al rival con el delincuente al que ellos protegieron hasta el final. Nada nuevo, combustible de miseria con el que cada día funciona este país.

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