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Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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Merkel quiere a todos sus hijos por igual, pero prefiere a los que han nacido en su país. La zona euro quizá no merezca su amor y le ha impuesto una tasa al dinero depositado en los bancos de Chipre para reducir la factura del rescate, que ascendera a 10.000 millones de euros. A falta de un gobierno global, tenemos un ama dominante. Por algo se empieza, pero están sonando palabras muy alarmantes y a los españoles nos llega el sonido posteriormente a que oigamos su eco. Estábamos hablando del desamparo que ocasionan los desahucios y hemos empezado a hablar, en voz baja, del miedo al corralito. El gallinero está alborotado, pero obligar a los chipriotas a que financien sus propios bancos es de un sadismo refinado. La medida, sin precedentes, tendrá consecuencias.

Urge invertir en el saneamiento de las entidades financieras. Ni siquiera Bertolt Brecht, que dijo que solo hay una cosa peor que atracar un banco, que es fundar un banco, había llegado tan lejos. La disposición de la terrible canciller puede repercutir en nuestro maltrecho sistema y afectar no solo a ricos de necesidad, sino a mucha gente que ya ha sido desvalijada con el timo de las preferentes o con la estafa legal de la merma de las pensiones y la facilidad para poner en la calle a los pocos trabajadores. Al perro flaco todo se le vuelven pulgas, decía Gloria Fuertes, y ese pequeño país ha sido elegido para dar ejemplo, que es lo único que pueden dar los pobres. No corren el peligro de ser saqueados los chipriotas ricos, ya que han invertido sus caudales en el extranjero, en el supuesto de que llamen extranjero a los paraísos fiscales que no tienen nacionalidad.