LA VELETA
Matar sale demasiado gratis
La Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo estudiará mañana el recurso presentado por el Gobierno de España contra la sentencia de ese mismo tribunal de julio por la que se instaba al ejecutivo a dejar en libertad «en el plazo de tiempo mas breve posible» a la sanguinaria etarra Inés del Río, condenada a 3.000 años de prisión por un total de 23 asesinatos, entre ellos, el de doce guardias civiles en un atentado cometido en la plaza de la República Dominicana de Madrid en 1986.
A Inés del Río se le había aplicado la conocida como doctrina Parot, establecida en una sentencia del Tribunal Supremo del 2006 a raíz de un recurso presentado por el etarra de origen francés Henri Parot. Dicha doctrina consiste básicamente en que al reo al que le han sido impuestas varias penas, deberá cumplirlas de forma sucesiva, empezando por la más grave, hasta llegar al límite máximo de cumplimiento (en la actualidad, entre 20 y 40 años según el delito cometido). Además, esa doctrina establece que la reducción de penas por beneficios penitenciarios, se aplica respecto de cada una de ellas individualmente y no sobre el máximo legal permitido de permanencia en prisión.
Si el Tribunal de Estrasburgo decide rechazar el recurso del Gobierno, eso supondrá en la práctica la derogación de la doctrina Parot y tendrá como consecuencia inmediata la salida de prisión de un total de 54 etarras condenados por un total de 264 asesinatos. Entre los beneficiados por esta posible decisión estarían etarras tan sanguinarios como Domingo Troitiño (22 asesinatos), José Antonio López Ruiz, Kubati (13 asesinatos y 16 frustrados), Juan José Legorburu (14 asesinatos además de otros 21 frustrados), Juan Carlos Arruti (24 asesinatos), Ignacio Erro (10 asesinatos), Juan Lorenzo Lasa Mitxelena (10 asesinatos) y así hasta 54 etarras.
No es de extrañar la desazón que sienten estos días las víctimas del terrorismo al estar en puertas de una decisión que podría echar por tierra una doctrina del Tribunal Supremo que al menos suponía un mayor castigo para los etarras por sus crímenes cometidos. Porque si Estrasburgo deroga la doctrina Parot se podrá concluir con toda verdad que matar, asesinar en este país sale, desgraciadamente, demasiado gratis. Las víctimas del terrorismo han resumido desde hace tiempo de forma muy certera sus peticiones en cuatro palabras: Memoria, Verdad, Dignidad y Justicia. Si Estrasburgo se carga la doctrina Parot, la última petición, la de Justicia, para los asesinos de sus seres queridos, se verá muy seriamente dañada.