Diario de León

TRIBUNA

El PSOE de Castilla y León

Publicado por
Eduardo Álvarez Director General de RTVCyL
León

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Las de al suelo que vienen los nuestros son las batallas más sangrientas y dolorosas. Cuando todavía no se ha cumplido ni un año del matrimonio entre Óscar López y Julio Villarrubia la crisis de Ponferrada ha aflorado las hostilidades internas que desde hace meses aloja el Partido Socialista de Castilla y León. Son la consecuencia de la decisión de Óscar López de marcharse para quedarse, el remedio que empeoró la ya de por sí débil situación del PSOE tras las últimas elecciones autonómicas y municipales, cuando, además, la única sincronía de la bicefalia es la altura desde la que contemplan la realidad.

No sé si antes se produjo el ninguneo de Óscar López a Julio Villarrubia o fue primero la infidelidad de Villarrubia a quien le señaló para ser su sucesor. El combate y la caza de brujas: estás conmigo o contra mí, no han hecho más que comenzar, y a diferencia de las reiteradas e impresentables escaramuzas en el seno del PP con motivo de la Ordenación del Territorio, que fueron un test de fuerza, en el PSOE los contendientes quieren cabelleras. Un futuro diabólico, pero en ocasiones la política apaga ese sexto sentido que le debe servir a uno para decir: hasta aquí. Ni el aparato, ni las bases deberían permitir que este vodevil cainita, de personalismos frente a las siglas, perdure más de la cuenta.

El error de Ponferrada ha sido vergonzoso porque en política la ética no es una opción, y por eso espero que el mea culpa público de Óscar López haya sido sincero. Valoro que ha dado la cara y que ha admitido que la responsabilidad final era suya, frente a un Julio Villarrubia que se ha puesto más que de perfil. En la vida como en la política tan importante como admitir los errores es no rehuir las responsabilidades.

Durante estos días hemos asistido a cómo determinados compañeros de López le han deslizado por la grieta berciana la «cheira» a la yugular, algunos de los cuales en su vida pública sólo han liderado fracasos, explotado la mamandurria y sorteado el único cese que debían pedir, el suyo mismo.

El PSOE de Castilla y León hierve piel adentro hasta el próximo asalto público. A pesar de las diferencias enconadas, desde la altura, pero de miras, alejados de la irritación y más allá de formas de ser, los socialistas de la Comunidad requieren porque Castilla y León lo necesita, borrón y cuenta nueva, un pacto o, sencillamente, una tila, aunque en ocasiones entre los propios los armisticios se venden más caros.

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