Diario de León

EL BAILE DEL AHORCADO

Perros sin collar

León

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Hay pocas ocasiones en las que la lucha de una sociedad tenga tanto sentido. Sobre todo porque este es el principio de un proceso en el que hay bastante poco que ganar y todo por perder. Hace tiempo que la Junta se quitó la careta de la equidad y ahora lo único que prima es la capitalidad del dinero para hacer comunidad en Valladolid y Burgos, que León molesta demasiado si no es para regar la meseta o servir de relevo a los excedentes que Red Eléctrica quiere quitarles a los carballones. Veremos cuánto tiempo pasa antes de que Mateos y su alferez en la provincia, Mercedes Fernández, decidan cerrar más unidades de la ESO, ahora que sus compañeros en la fechoría han firmado la condena de muerte de las cuencas. ¿Por qué no hablan claro y nos anuncian el fin de la provincia? Es un hecho que no resulta eficiente y que las circunstancias demográficas y orográficas harán que el ahorro «evidentemente» sea grande. Este es el argumento objetivo del consejero, porque el subjetivo lo empuña al referirse a la defensa de los alumnos, esos niños leoneses a los que obliga a elegir entre viajar cada día 140 kilómetros o perder su derecho a la infancia. «Cierro la ESO para defender a los estudiantes», dice esgrimiendo la elocuencia del abusón.

¡Qué infamia! Ahora que estamos en plena Semana Santa, Juan José Mateos podría mostrar un poco más de equidad y jugarse el futuro de los estudiantes a las chapas. Así, al menos podríamos contar con el azar. Siguiendo con ese discurso falaz, le pido al consejero que clausure el resto de colegios de la provincia, el Hospital, los centros de salud y, por supuesto, las autovías, y que nos dé a todos los leoneses el finiquito. Antonio Silván podría hacerse otra foto, publicitando el transporte a la demanda de los leoneses a colegios y centros de salud de Burgos, Palencia y Valladolid, por carreteras nacionales, que resultan también más eficientes. Eso, o volver a las Misiones Pedagógicas, regresar cien años atrás, que es donde nos quiere llevar el señor Mateos con la ayuda de la empática señora Fernández, que no comprende que su papel en esta obra es el de defensora de los niños, no el de sherriff de la Junta de Castilla. Le propongo la lectura de Perros perdidos sin collar, una novela sobre la orfandad que el poder impone a los pobres. Aunque, bien pensado, no creo que sepa leer sino la cuenta de resultados. Y luego dicen que las Diputaciones son caras...

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