El colmillo retorcido en el mundo financiero

Esta expresión se suele utilizar para describir a los productos financieros o profesionales que carecen de transparencia y honestidad, por lo que antes o después, le darán «un mordisco» a los ahorradores o clientes, con el consiguiente perjuicio económico, que no siempre encontrará el respaldo jurídico para resarcirse de los daños.

Cuando hablamos de colmillo, lo que se pretende es hacer un contraste entre animales cuya dentadura les define como agresivos y despiadados, y aquellos que no lo son, como por ejemplo el lobo y las ovejas.

Cómo ya sabemos, el primero intentará pasar desapercibido para que las segundas confíen en él, decidiendo así cuando es el mejor momento para atrapar a sus presas. La calificación de retorcido se refiere al hecho de que nunca actuará de forma directa con una amenaza clara, sino que utilizará todo tipo de engaños. En esta historia también participaría «el pastorcillo», que podríamos decir que son los supervisores, aunque no con tanto celo para cuidar de «las ovejas», por la falta de propiedad sobre el bien en cuestión, pero que en principio tiene como vocación cuidar de las mismas, es decir, de los intereses de los ahorradores.

La crisis financiera sin precedentes que estamos sufriendo, una de las lecturas positivas que podemos darle, es que está dejando en evidencia a «los lobos», más que en ningún otro momento de la historia. Ahí tenemos algunos ejemplos claros de productos o activos financieros como, las preferentes, los estructurados y ahora los depósitos de los bancos, que no son tan seguros ni fiables como parecen. Lo sucedido con Chipre y el impuesto que nuestro Gobierno ha puesto a los bancos, por los depósitos que tengan, facilitan una información impagable para todos aquellos que estaban «engañados» creyendo que sus ahorros están absolutamente seguros en los depósitos y que son intocables. Se trata de un aviso a navegantes, del cual  tomarán buena nota quienes estén atentos y los despistados, antes o después caerán en las fauces de «los lobos», que son insaciables por naturaleza.

En contraste con «los lobos», tenemos a « los toros» que serían los activos financieros normales, es decir, acciones, renta fija, materias primas etc… que ya sabemos cómo nos pueden dar « la cornada» cuando son nobles en la envestida, que la gran mayoría lo son.

Como conclusión podemos decir, que en el mundo financiero ningún activo ni producto es absolutamente seguro, se trata de un cálculo de probabilidades sobre la posible quiebra de quienes garantizan el ahorro que les hemos dejado. Reiterar una vez más, que la cultura financiera es el arma más poderosa para defenderse de todos los ataques que nuestros ahorros puedan sufrir, siendo la diversificación en activos financieros y gestoras, la única opción que nos debe dar la tranquilidad de hacer lo correcto, al minimizar los riesgos y aumentar las garantías de éxito en cuanto a rentabilidad esperada. La imprudencia temeraria de la confianza ciega en las personas o entidades, se terminará pagando caro, y como sabemos, no está claro que «el pastorcillo» llegue para salvarnos.