Diario de León

DESDE MI PALOMAR por JOSÉ LUIS PRADA

Los caminos de nadie

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León

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Estos días, desde el lunes pasado, estuvimos cerrando todo el perímetro sur del bosque que estamos creando y del que ya he hablado. La idea inicial era hacer un cerramiento «normal», con alambrada de cualquiera de los diferentes tipos que se comercializan, pero pronto nos dimos cuenta que no era de recibo en un paraje en que los árboles son los protagonistas, acometer ese tipo de cierre… por lo que decidimos cerrar los aproximadamente 700 m. de uno de los lados de la finca que da al camino plantando, Endrinos, Escaramujos, Espino albar… La verdad es que dieron trabajo pero era un placer ir poniendo uno a uno bien enterrados en la tierra, que por cierto estaba muy en «sazón» gracias a las lluvias de este largo invierno… No inventamos nada, como siempre, copiamos lo que nuestros mayores hicieron toda la vida para delimitar sus propiedades; dejaban que saliesen y brotasen arbustos de todo tipo… aquí por El Bierzo se denominaban «beirones» y en los alrededores de León se llaman «seves» creo; su función era triplemente eficaz, hacía de cierre de la finca sin cortar el paso a pequeños animales, daba cobijo y anidaban en él todo tipo de pájaros y por ende daba frutos diversos para que se alimentasen y así a lo tonto se mantenía y estimulaba la biodiversidad, cosa que ahora con tanto estudio y adelantos lo que hacemos con alevosía y premeditación es destruirla…

Alguien nos dijo que en 4 o 5 años no se vería un cierre en condiciones… ¡pues claro! Eso ya lo sabíamos de antemano, como también sabemos que «para recoger hay que sembrar», esta que es una verdad «como un templo» la gente lo olvida, mejor dicho lo obvia porque ya nadie quiere esperar a que el fruto germine... cierto que nuestro cierre tardará unos años, pero esa espera se compensa con creces viéndolo crecer, igual que ves crecer a tus hijos o nietos. Ese cierre crea naturaleza viva que se va a mantener si se es respetuoso y responsable con ella.

¡Por cierto! Lo que antecede me vino a la mente porque uno de los días en lo que estuvimos plantando, vimos al subir por el camino que conduce a la plantación que el propietario de una finca que está en frente a nosotros, había podado sus cerezos y los restos de la poda los había dejado en el camino, pero en el lado de nuestro terreno… De todas formas lo que más nos llamó la atención es que para arar su finca en cada suco que hacía, entraba y daba la vuelta en el camino vecinal con su tractor, dejando allí depositada tierra y maleza en cada vuelta que daba… Seguro que pensaréis, que eso no tiene importancia, «es el medio rural», nadie le pedirá cuentas… Sin embargo yo no lo veo así, ya que esa actitud de desprecio al bien común es algo que no alcanzo a entender… porque no creáis que es un caso aislado, ¡qué va! Es algo que sucede con frecuencia… te das una vuelta y verás los caminos destrozados, Aquí a cada uno sólo le importa lo suyo y «el que venga detrás que se joda». Os lo juro, nunca lo he entendido. Desde luego, viendo actitudes como esta, pienso que el futuro en nuestra comarca lo seguiremos teniendo crudo. No puedo asumir, ni asumiré, que en pleno siglo XXI, haya gente con tan poco sentido de responsabilidad hacia los demás; eso hace 60 años era impensable, los caminos, los riegos, la zonas comunes se cuidaban entre todos «como oro en paño». Ahora nadie tiene obligación ni deberes, el camino o la calle no es cosa que nos incumba, para eso está el Ayuntamiento… Basta con ser un pensador normal «de andar por casa» para extrapolar ese detalle que comento con el comportamiento de la clase dirigente en la que algunos se lo están llevando todo, así como el que no quiere la cosa… pero con un desparpajo insufrible. ¿De qué nos quejamos…? Si una clase social que depende del campo —de la madre tierra— no tiene conciencia y responsabilidad para cuidar lo que es de él y de todos ¿cómo se lo vamos a exigir a los que están allí arriba? Esa es la cuestión, ¡no tenemos remedio….! Es España, ¡somos la hostia!

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