No vale mirar para otro lado

Cuando son ya meses los que se lleva deshojando la margarita sobre el futuro del Banco Ceiss, los afectados por las preferentes comercializadas por Caja España y Caja Duero han abandonado la pasividad mantenida hasta ahora y han decidido recuperar el tiempo perdido. Escarmentados en cabeza ajena con las quitas señaladas por el FROB a las cajas nacionalizadas, han tomado conciencia de lo que les espera en cualquiera de los dos posibles escenarios: la nacionalización del Ceiss o su absorción por Unicaja.

Pese a que León es la provincia con mayor número de damnificados por las preferentes de España y Duero, ha sido en Zamora donde ha surgido la primera plataforma de afectados, que rápidamente ha alcanzado representatividad para emprender acciones comunes en defensa del colectivo. Con ello ha aflorado a la luz un problema que estaba un tanto soterrado por esa falta de iniciativa de los propios interesados, a muchos de los cuales parece que les ha costado reconocerse socialmente como estafados. A la presunción de estafa han contribuido en los últimos días determinadas revelaciones periodísticas, que acreditan que Caja España ocultó información relevante en la comercialización del producto, y no sólo a los clientes, sino al propio Consejo de Administración de la entidad.

Hasta tanto en cuanto no se decida otra cosa, a fecha de hoy Caja España-Caja Duero es el único accionista del banco Ceiss y como tal tiene el derecho y la obligación de exigir explicaciones y, sobre todo, de ofrecerlas. Deserciones al margen, el Consejo de la Caja no puede desentenderse ni del problema de las preferentes, ni del pretendido despido de otros 1.500 trabajadores ni del futuro del banco.

Y no pueden mirar para otro lado los dos principales partidos políticos, que se repartieron amistosamente los puestos en los órganos de gobierno de ambas cajas, respaldaron la gestión de sus antiguos presidentes, decidieron después la fusión y pactaron públicamente el nombramiento de Evaristo del Canto como presidente de la Caja resultante (ahora también del banco Ceiss). Los que durante años hicieron y deshicieron a su antojo en las cajas no pueden colocarse de perfil ante las consecuencias derivadas de sus acciones y omisiones.

No es aceptable que el reducido consejo del Ceiss endose la responsabilidad de la herencia recibida de las antiguas cajas y menos aún que, sin que se haya consumado la operación con Unicaja, remita a los afectados de las preferentes a lo que determine la caja andaluza. Ni tampoco es de recibo que la Junta, que impulsó ese proceso de fusión, salga ahora advirtiendo que no conviene hacer ruido, no se vaya espantar Unicaja. ¡Como si Braulio Medel no supiera perfectamente lo que se trae entre manos…!