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Fernando Campo del Pozo

Fray Álvaro de Espinosa

Publicado por
Fernando Campo del Pozo agustino
León

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Monseñor fray Alvaro de Espinosa (Argimiro García Rodríguez) va a contar con una placa en su pueblo natal, Espinosa de la Ribera, que le recuerda como a uno de sus hijos ilustres. Fue fraile capuchino y obispo del Vicario Apostólico de Tucupita (Venezuela). Nació en Espinosa el 27 de enero de 1905. Hijo de Anastasio García que era sastre y de Josefina Rodríguez (señora Pepa). Nació en una casa al lado de la que fue del benemérito dómine Saturnino García que le enseñó latín y le quería mucho.

Ingresó a los 13 años en el convento-seminario de los Capuchinos en el Pardo, donde cursó humanidades pasando luego a Montehano-Escalante (Santander) para estudiar Filosofía. Vistió el hábito el 15 de agosto de 1922 y profesó el 19 de agosto de 1923. Pasó a León para cursar Teología. Con 25 años recibió la ordenación sacerdotal y un año después fue enviado a las misiones de Venezuela, a donde llegó en 1931. Residió primero en Upata hasta el 28 de agosto, fecha en que salió para Tucupita, su tierra de promisión. Dadas sus cualidades, el 28 de diciembre fue nombrado superior de la Misión de Divina Pastora de Araguaimujo y en 1933 superior de San José de Amacuro. En diciembre de 1934 salió para Utapa y el 16 de julio de 1935 para Tucupita, como interino. En 1938 lo nombraron párroco de Tumeremo. Ese año tuve por primera vez noticias de él, al pasar mi padre Dámaso Campo a ser maestro de Espinosa y hospedarse un mes en la casa de sus padres, que llegarán a ser como una prolongación de la familia en ese pueblo. Allí nos enteramos de que en 1939 había salido enfermo para Caracas.

En mayo de 1940 se había repuesto y fue nombrado superior de Santa Elena del Uairen. En 1943 fue nombrado párroco de Tucupita, donde realizó una gran labor apostólica especialmente entre los aborígenes, cuya lengua aprendió y recogió sus tradiciones. Atendió también a los empleados de las compañías petroleras. Allí se puso una refinería y entraban «tanqueros» (barcos petroleros) de menor calado por el Orinoco. Tucupita tenía en 1950 una población de 8.546 habitantes. La mayoría eran católicos. Se hizo querer hasta de los no católicos por lo que algunos de los protestantes se convirtieron al catolicismo. Realizó filmes, fotos y películas, dando a conocer cómo estaba Tucupita y sus habitantes, que le querían mucho

En 1954 fue creado el Vicariato Apostólico de Tucupita, con 40.200 km2, segregado del amplísimo Vicariato del Orinoco en el Delta Amacuro. Fray Álvaro de Espinosa fue nombrado primer Vicario de Tucupita por Pío XII. Se recibió la noticia con gran alegría. En 1956 fui ordenado sacerdote y celebré misa el día 25 de julio en Espinosa, haciendo saber a su familia que había sido destinado a Venezuela, por lo que me dieron algunos obsequios para un primo de él, llamado Timoteo, al que le pude llevar el paquete de Espinosa. Monseñor Álvaro colocó la primera piedra de la catedral de Tucupita en 1957 y la llegó a consagrar siendo una de las mejores de Venezuela. Le pude tratar en 1963 en una reunión en la Nunciatura. Le vi varias veces en el convento e iglesia de la Chiquinquirá en Caracas. Me regaló su libro Cuentos y tradiciones de los indios Guaraunos (Caracas 1971). En 1985 puso la renuncia y murió en 1991 con fama de buen pastor, al que ahora se le colocará una placa en su pueblo.

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