Diario de León

TRIBUNA

Situación grave en las cuentas

Publicado por
Guillermo Murias Andonegui ex alcalde de Villablino
León

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El ámbito geográfico de la minería del carbón en nuestra comunidad, se circunscribe a las provincias de León y Palencia. La incidencia sobre el PIB de esta actividad en las provincias mencionadas ha sido importantísimo en las décadas pasadas y, aún hoy, con todas las reducciones acometidas en este sector, sigue siendo muy importante en la provincia de León y en menor medida en la de Palencia.

Las comarcas mineras se han desarrollado en torno a una sola actividad, la minería. Han crecido en tiempos de bonanza y sufren las consecuencias de este monocultivo cuando esta actividad languidece. El sector minero a nivel nacional ha sufrido grandes reconversiones desde los años 80 hasta nuestros días. Los últimos planes del carbón tenían como objetivo: reducir producción, plantillas y dejar un sector dimensionado para garantizar su continuidad y paralelamente ejecutar inversiones en las comarcas para facilitar el asentamiento de otras actividades industriales que permitiesen absorber la mano de obra que ya no admitía el sector minero y las nuevas incorporaciones de jóvenes al mundo laboral. Esto es la teoría.

La realidad es que a día de hoy, las empresas mineras están inmersas en preconcurso de acreedores, y los trabajadores con ere o despidos masivos, con retrasos en el pago de las nóminas de tres o cuatro mensualidades y, por consiguiente, las comarcas mineras están sumidas en una mezcla de indignación, rabia contenida y decepción. Si a la situación de las empresas le añadimos que estas industrias de las que se hablaba nunca han llegado y el carbón sigue siendo prácticamente la única actividad que genera empleos directos e indirectos (no olvidemos que por cada empleo minero se generan cuatro en los sectores en torno a la actividad minera).

La situación es muy grave en estas zonas, se están empobreciendo las comarcas, las provincias y, por consiguiente, el conjunto de la Comunidad autónoma. Pero esta situación tiene responsables:

Ministerio de Industria: incumpliendo los compromisos adquiridos con el sector, recortando dinero comprometido, tanto para la actividad extractiva, como para las inversiones en reactivación económica, formación y becas.

Empresas mineras: aunque no todas con las mismas formas, contribuyendo con sus actuaciones de falta de compromiso con las comarcas mineras, con chantajes permanentes a los trabajadores y a las administraciones para tratar de conseguir su objetivo (recibir ayudas, invertir ese dinero nunca en las comarcas mineras e incrementar su patrimonio a la vez que merma el de sus asalariados) y empeorar las condiciones de trabajo.

Junta de Castilla y León. Gobierno regional: con una actitud servil, sin capacidad de respuesta ante los incumplimientos del Gobierno central y sin hacer nada para cumplir con los compromisos que ellos mismos adquirieron con los mineros y los ciudadanos de las comarcas mineras en sus compromisos electorales. Las últimas decisiones como reducir los fondos a la Fundación Santa Bárbara, cuyo objetivo es la formación en las comarcas mineras para generar empleo en un momento como éste, ponen de manifiesto el nulo compromiso de nuestra administración regional con estas zonas cuando más se le necesitaba.

La paralización de un proyecto imprescindible para garantizar la quema de carbón limpio, como es el de la Ciuden en Ponferrada, es una muestra más y no menos preocupante de lo que pretenden hacer con el sector.

Afirmar que las compañías eléctricas van a seguir quemando carbón y que la electricidad generada con las centrales térmicas jugará un papel importante en el futuro, es hacerlo con garantías de acierto, pero… ¿Qué carbón se quemará, nuestro carbón, el que salga de nuestras minas con la consiguiente generación de riqueza en nuestra Comunidad, o el carbón de importación? La respuesta es fácil, si no cambia el panorama de inacción de nuestros responsables públicos, será el de importación.

Pero esto puede cambiar, la situación que estamos viviendo no es un castigo divino, es una situación generada por decisiones que se tomar con un claro objetivo: beneficiar a unos pocos perjudicando a la mayoría.

Nuestro carbón es necesario como única fuente de energía autóctona, las bondades de un mejor carbón de importación, no van a ser tales en el futuro si cerramos nuestras minas. Además, es un elemento imprescindible para el equilibrio territorial de las comarcas donde se desarrollan las actividades de extracción y también en las de transformación en energía, generando empleo y fijando población.

Nuestras comarcas mineras están malheridas pero no muertas, la movilización social histórica en la minería ha conseguido avanzar en otros momentos y todavía hoy, las movilizaciones llevadas a cabo por los mineros, han sido la punta de lanza que ha abierto brecha para que otras mareas (la de los trabajadores de la Educación Pública, la de la Sanidad, y otras muchas salgan a la calle gritando eso de «sí se puede» que se coreaba en Madrid con la llegada de la marcha minera).

Sólo una movilización social puede cambiar esta situación, y estoy convencido de que así será. Es difícil crear y mantener un sentimiento regional, ahora que hemos celebrado el día de nuestra Comunidad, cuando los ciudadanos percibimos que nuestros gobernantes miran para otro lado cuando sus gobernados están inmersos en una complicada coyuntura, y necesitamos más que nunca contar con una administración pública que cumpliera con sus compromisos, que no son otros que defender sus promesas electorales y salir de esta situación de servilismo vergonzante.

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