Diario de León

FUERA DE JUEGO

Pillados por el «toro»

León

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Entre los que parece que siempre lo tienen muy claro al repartir las etiquetas de buenos y malos existe un curioso olvido en esta crisis con relación a los efectos directos que están generando las cajas sobre muchas personas. Junto a quienes se han visto aprisionados en su interior por las llamadas preferentes existe un volumen importante de ciudadanos que entraron honradamente a trabajar en unas entidades que eran honradas y en las que durante años desarrollaron con honestidad sus funciones cumpliendo órdenes y objetivos. Y esas personas, con nombres y apellidos, llevan ya demasiado tiempo dando vueltas al cadalso sin saber a quiénes les tocará subirse. Un tiempo excesivo en el que se barajan cifras —la última creo que más de 1.300— que en realidad esconden a familias que se lo están jugando todo a una carta... de despido.

Con los últimos augurios del Gobierno de Rajoy es cada vez más evidente que salirse de la foto es verse condenado al ostracismo laboral. Y mirando las edades de quiénes no alcanzarán la barrera de la prejubilación se avecinan muchos dramas personales que en cierto modo llevan meses por no decir años sufriendo al ver lo que se les viene encima mientras en el juego del monopoly, en el que convirtieron el futuro de la caja, no paran de dar vueltas y más vueltas, eso sí cobrando cada vez que pasan por la «salida».

Dicen los rectores de la caja y los sindicatos que se negocia —la duda es si la cifra o en realidad los listados de nombres— pero mientras existe una incertidumbre que mina a personas que tienen en casa a hijos, dependientes o familiares mayores —que entre tanto palabro insultante de nuevo significado— se les ha venido en denominar «cargas familiares».

Los daños colaterales de las cajas en forma de familias preferentes o ahora con los despidos son más que notables pero entre tanta esquizofrenia social como está generando esta crisis parece que en el reparto de las etiquetas hay excepciones según el color del cristal con el que se mira. Aquel músculo financiero parece que se ha convertido en tejido adiposo del que algunos han salido bien rollizos o en tejido tumoral que gangrena la sociedad. Ahora miran para otro lado y nadie quiere que se remueva en exceso el asunto. Esos sí que viajan siempre en preferentes y parece que este «toro» tampoco va a pillarles.

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