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Publicado por
Cayetano González
León

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La secretaria general del PP, que además es presidenta de la Comunidad de Castilla-la Mancha, María Dolores de Cospedal, afirmó que «hay un objetivo que es innegociable, y es la creación de empleo en España. Podemos tener opiniones diversas en otras cuestiones, pero no en la recuperación económica y en apoyar al Gobierno. Eso no es negociable» sentenció. Esta declaración de Cospedal ha sido interpretada de forma casi unánime como un toque de atención a aquellos barones autonómicos del PP que en las últimas fechas se habían rebelado ante la posibilidad de que Rajoy decidiera rebajar el objetivo de déficit para Cataluña, atendiendo en este sentido una petición hecha por el presidente de la Generalitat.

Si esa fuera la intención última de la advertencia de Cospedal, estaríamos ante un nuevo caso de confundir y mezclar los intereses de un partido con los de unas instituciones que representan a todos los ciudadanos. La número dos del PP sabe perfectamente que el presidente de una comunidad tiene que gobernar pensando en los intereses de los ciudadanos. Y si esa defensa lleva a manifestar su desacuerdo con decisiones del Gobierno, habrá que verlo con total normalidad.

En el caso que nos ocupa, parece bastante lógico que los presidentes de aquellas comunidades, sean del PP o no, que han hecho los deberes y han cumplido con el objetivo de déficit marcado por el Gobierno muestren su disconformidad y su desacuerdo con que ahora, el Ejecutivo de Rajoy muestre su predisposición a rebajar ese objetivo a Cataluña, porque el Gobierno de esta comunidad sencillamente no ha hecho todos los recortes necesarios. Mucho más, cuando existe la sospecha fundada de que si se toma esta decisión por parte de Rajoy es por no se sabe muy bien que intento de conseguir que Artur Mas renuncie a su pulso soberanista, referéndum incluido.

Tiene razón Cospedal cuando pide un esfuerzo a los barones de su partido para conseguir la recuperación económica. Pero no la tiene cuando para conseguir ese objetivo dice que no es negociable el apoyo de esos barones al Gobierno de la nación. Primero, porque el Gobierno puede equivocarse en sus recetas. Y segundo, porque no se puede favorece a una comunidad que no ha cumplido con sus obligaciones en detrimento de otras que si lo han hecho. Las adhesiones inquebrantables pertenecen a otra época.

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