Diario de León

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Miguel Blesa, ex presidente de Caja Madrid, encausado y en libertad bajo fianza, tras pasar por la cárcel, por decisión del juez que investiga presuntas irregularidades cometidas en la compra del City National Bank of Florida, no estaba sólo cuando en el 2008 el Consejo de Administración de Caja Madrid aprobó por unanimidad la mencionada compra. La indagación judicial dirá, en su día, sí, como parece, la operación fue lesiva para los intereses de la entidad. En el auto el juez entiende que compraron el banco muy por encima de su valor real lo que acabó provocando a perdidas de hasta 500 millones de euros. Cuando recala en manos de la justicia una operación financiera de esta cuantía y además fuera del ámbito natural de operaciones propias de una caja siempre flota la sospecha de posibles derramas colaterales de dinero.

De momento lo que sabemos por el auto del juez es que el encausado es Blesa, en su condición de presidente del Consejo de Administración de Caja Madrid. Consejo del que, entre otros formaban parte, como vicepresidente José Antonio Moral Santín, un ciudadano erciano que llevaba muchos años ocupando ese sillón en nombre de Izquierda Unida; Jesús Pedroche, ex presidente popular de la Asamblea de Madrid; Ricardo Romero de Tejada también en nombre del PP; Ramón Espinar ex consejero socialista de la Comunidad de Madrid, el ex presidente de la patronal madrileña Gerardo Díaz Ferrán (en prisión por decisión de otro juez), José Manuel Fernández Norniella y Estanislao Rodríguez-Ponga, exaltos cargos del PP con Rodrigo Rato o Alberto Recarte. Todos ellos, y el resto de sus compañeros del Consejo, votaron a favor de la compra del banco americano. Ninguno emitió un voto en contra. Ahora, cuando han visto que el cartero llamaba dos veces a la puerta de Miguel Blesa, en un registro en que no se podrá encontrar un átomo de gallardía, han optado por el silencio. Silencio que es particularmente llamativo en el caso de dos de los consejeros mencionados: Moral Santín y Alberto Recarte que llevan años predicando ética en las aulas y en los medios. El primero en el ámbito de la política y el segundo en el de los negocios. A la vista del caso que nos ocupa parece que no se sienten excesivamente concernidos por sus recetas.

Lo que está claro es que Blesa no estuvo solo en estas decisiones. No fue el único que se dejó ganar por el mal de altura que padecía el Consejo cuando se reunía en la inclinada Torre Kio. Desde luego, el silencio de los consejeros resulta clamoroso.

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