Todos a una

Sonroja que en Poridad no tengan nada mejor que hacer que echarse en cara la pérdida de subvenciones, y tú más. Creo que se les olvida a todos para qué están ahí. Por si acaso se lo recordaré: se trata, simplemente, de hacer más fácil la vida del ciudadano, ofreciéndole servicios a los que no puede llegar por sí solo.

Pero los ayuntamientos se han convertido en los últimos años en una especie de oficina de colocación de amiguetes y familiares y para ello era necesario crear más y más servicios, que no hacían realmente la vida más fácil a los ciudadanos, pero a todos se nos ponía cara de ser la releche —más que Washington, creíamos— porque teníamos un montón de servicios que en muchos casos suponían una clara competencia desleal para con empresarios del ramo, que se vieron abocados al cierre y a la desaparición (los gimnasios, por poner un ejemplo). Era la época de las vacas gordas y te miraban con cara de aguafiestas si decías que para el vecino era mejor pagar menos impuestos y pagarse el gimnasio si lo quería, que pagar más impuestos, no utilizar el gimnasio, y favorecer a las escuelas deportivas municipales, aunque arruinaras al industrial del gimnasio de tu calle.

Pues bien, como ahora es la época de las vacas flacas (siete años duraron las del Génesis) resulta que no hay dinero para tantos servicios y se recortan y los vecinos ponen el grito en el cielo, sin pensar que es mejor tener menos servicios y que no abunde el dinero en la casa común, porque cuando hay mucho siempre, invariablemente, llega un listo al que se le ocurre hacer muchas cosas con ese dinero, pero no todas necesarias o beneficiosas para la ciudadanía, sino para el propio ego del listo de turno, sus amigos, familiares y clientes políticos. Y así vuelve a vaciarse el cajón y a gastarse lo que no se tiene, empeñando a la ciudad hasta lo indecible. Y el que venga detrás, que arree. Y en esas estamos, arreando.

Pues como no hay dinero, creo que los ediles se ganarán el sueldo si se dedican a cosas útiles como mirar si hay subvenciones de la Junta o del Estado para dar algunos servicios a sus convecinos. Tienen que buscar subvenciones y decirlo si encuentran algo que pueda favorecer al pueblo. Gobierno y oposición deben trabajar juntos para conseguirlas. Para eso cobran.

Si no lo hacen así, que no se extrañen si en las próximas elecciones ocurre como en Italia ayer (sólo fueron a las urnas el 34% de los votantes) y se quedan solos.