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Publicado por
CAYETANO GONZÁLEZ
León

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En nuestra cada vez menos joven democracia ha habido ya cinco expresidentes del Gobierno: Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo-Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero. El único que ya ha fallecido ha sido Calvo-Sotelo, que por otra parte fue el presidente más efímero que hemos tenido. Y Suárez sigue entre nosotros, rodeado del cariño de los suyos, pero totalmente ausente debido al alzhéimer que padece. Por lo tanto se puede decir que los expresidentes que están en activo, cada uno en sus cosas son: González, Aznar y Zapatero.

En las últimas semanas los tres han sido, por motivos diferentes, noticia. Aznar, porque hace diez días realizó unas declaraciones muy críticas hacia el actual Gobierno de su partido y por ende hacia Rajoy, acusándole de no estar cumpliendo el programa electoral con el que el PP ganó por mayoría absoluta. Felipe González ha sido noticia por haberse reunido con Rajoy el mismo día en que Aznar hizo esas declaraciones y también por lo que cuenta Alfonso Guerra de sus relaciones con él en su último libro de memorias. Y Zapatero, porque con cara de no haber roto nunca un plato en su vida, le manifestó a Luis del Olmo en RNE que él nunca diría nada —en referencia a las críticas de Aznar a Rajoy— que pudiera perjudicar a España, como si los ciudadanos no tuvieran memoria y no recordaran el daño objetivo que hizo a nuestro país durante los siete años que estuvo en la Presidencia del Gobierno.

Mucho se ha escrito sobre el papel que deben jugar los expresidentes. No soy de los que comparten la tesis de que deban estar callados, sin poder expresar lo que piensan sobre los asuntos internos de nuestro país. No solo por una cuestión de que todos los ciudadanos les asiste la libertad de expresión, sino también porque por su experiencia, sus opiniones tienen un valor añadido, máxime cuando éstas —como en el caso de Aznar con Rajoy o de González con Zapatero— puedan contener algún elemento de crítica a quien detenta el poder y además es de su mismo partido.

Otra cosa es que a quien está en el poder no le guste oír la más mínima crítica y mucho menos si ésta proviene de alguien que antes ha tenido la misma responsabilidad que él. Eso es lo que le ha pasado a Rajoy con Aznar y en menor medida a Zapatero con González. Pero a los expresidentes hay que escucharles siempre con atención aunque también es verdad que de los tres que continúan en activo podemos quedarnos con las opiniones de González y de Aznar y dejar que Zapatero viva tranquilamente su vida después de haber sido sin duda el peor presidente que ha tenido España.