Diario de León

DESDE MI PALOMAR por JOSÉ LUIS PRADA

Todo está muy claro…

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León

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Hace unos días un mecánico jefe de taller de automóviles, al llevarle el coche a revisar, después de atenderme, muy bien por cierto, me llamó a un lado a solas, con mucha cautela, con mucha confidenciabilidad y con cierto secretismo; quería hacerme una pregunta… Ya puesto en situación, me centré bien, esperando alguna de difícil explicación… la pregunta la hizo como si le costase mucho el «soltarla»; yo era todo oídos… ¿?¿?, Al final, un tanto cabizbajo, me la «largó»… Prada, dime la verdad, ¿quién te escribe o quién te ayuda en los artículos que publicas los domingos en el Diario? Me reí un momento, pues estaba esperando un gran secreto o una pregunta muy comprometida, difícil de contestar… Mi risa no era por la pregunta en sí misma hecha en aquel momento, sino porque era una más de las que me están haciendo últimamente… Le contesté como pude, que los artículos los escribía yo y que me costaba lo poco y lo mucho el llevarlos al papel y rematarlos y que si tal y que si cual… Él, que me conoce de siempre, más o menos quedó convencido, pero no del todo… me creía, pero… le costaba aceptarlo, eso desde luego… Yo eso lo entendía ya que hay otra gente que no lo dice abiertamente y que pone en duda la autoría de esos escritos, preguntando a gente de mi entorno o a algún amigo mío… para simplemente «saber»… solo «por saber»…¿? es la hostia…

Bien… ya sé que esto tiene la importancia que se le quiera dar… y que no merecería la pena el gastar una línea más… pero la verdad es que me jode y creo que tengo el deber de acallar esas dudas, aunque no sea más que para darles una satisfacción a quienes siguen mis razonamientos domingo tras domingo…

Antes de nada y como preámbulo: jamás hablo o escribo de algo que no crea y esté convencido de ello… ni nunca hablo o escribo sobre algún tema por oídos o por dichos de terceros… como tampoco jamás busco las palabras ni las expresiones de «lo políticamente correcto» a la hora de exponer «mi opinión» sobre cualquier tema, no lo hago, primero, porque no sé ni quiero aprender… segundo, porque creo que con ese lenguaje al uso se está desvirtuando el significado y la esencia de nuestro maltratado idioma, tan rico en matices y tan universal… todo son palabras rebuscadas y huecas para decir poco o más bien, nada… Y tercero, ¡qué coño!... porque NO quiero, ni me apetece copiar lo que no me gusta…, ¿vale?... pues ya está…

Cuando me pongo delante de una hoja para escribir mi artículo de los domingos la mayoría de las veces el tema a tratar ya me surgió en el devenir del día a día o en el transcurso de una conversación con un amigo, o leyendo una noticia o Flor que me comenta algún hecho cotidiano… en fin, no tengo nada premeditado… es cuestión de «estar al loro» y después «sacarle partido»… ¡Claro que todo lo que escribo no es mío!... eso ya lo sé… como también sé que todo ya está inventado y que la cuestión es aprovechar toda la sapiencia acumulada a lo largo de los siglos, desde los clásicos de la antigüedad hasta nuestros días.

Decía que cuando me pongo delante de una hoja (siempre ya usada por una cara, hay que ahorrar)… lo que más me cuesta a las seis de la mañana es crear lo que será el «esqueleto» del tema a tratar. Una vez que todos los «huesos» de ese «esqueleto» los tengo sujetos más o menos, los voy hilvanando y transcribiendo a esos papeles reciclados, me gusta dárselos a leer a Flor… siempre es bueno… Después ese «manuscrito» me lo pasa a limpio con el ordenador Cristina, allí en la oficina… Un repaso y otra vez al ordenador, otro repaso más… hasta que le doy el visto bueno… entre pitos y flautas me paso toda una mañana a tope solamente con eso… así, a lo tonto…

Que conste que entiendo esas dudas de la gente ya que a lo largo de mi existencia siempre ha sido así, ¿sabéis porqué? Yo si lo sé, porque nunca entré en los cauces establecidos ni en la ortodoxia imperante del momento… y también porque «no doy el tipo» ¿Elaborar cerezas hace 41 años? Eso no era de recibo… ¿Montar una casa de comidas en un edificio abandonado de Cacabelos en el año 80, montándolo pensando ya por aquel entonces en el turismo rural cualificado? Que va, eso era de locos… ¿Plantar viñedos en el 89, hacer una bodega con tecnología punta? Una tontería… ¿Elaborar no un champán, no un cava, sino un Xamprada? ¿Dónde va este tío? O cuando la gente visita el Palacio y ve las habitaciones, ve las salas de los comedores, ve la tienda, o ve sobre todo los viñedos y las bodegas de elaboración y crianza… no entiende que todo aquello lo montase «ese tío» que anda «suelto» por ahí… ¿Ese es Prada? No, no lo conciben… esperaban «otra cosa»… sí, sí, «mas puesto»… eso…

Digo todo esto para dejar claro que lo que escribo o realizo es mío y que es también un poco de todos ya que es la consecuencia de vivir, de ver y valorar el mundo que me rodea… ni más ni menos…

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