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CABALLERO
León

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La Fiscalía ha empezado a bajar a todos los santos del consejo de Caja España-Duero, que era como el cielo en esta tierra. Una blasfemia. Un ejercicio de aconfesionalidad para acabar con el monoteísmo de aquellos tiempos en los que la sombra panchona del hombre que quiso reinar cobijó a una élite empresarial, social y política que campaba por la ciudad como si jugara al Monopoly. La imagen de una época de vino y rosas que empezó por pegarse una pachanga con el escudo del equipo de fútbol para ganar imagen, especuló con el patrimonio municipal hasta hacerlo polvo, crió alas para convertir una compañía aérea bendecida por Zapatero en un fueraborda de subvenciones y, para rematar la faena, cursó domicilio en Botines para que no hubiera duda de que donde está el dinero habita la soberanía popular. La perversión de todos los vicios, en la que se terminaron por aprobar préstamos para los negocios propios como se invitaba a rondas en la cava, mientras a los mortales, para un simple crédito vivienda, se les daba cita para una colonoscopia por la que todavía muchos siguen sin comer. «Pon otra. Y para quien quiera yegua, yegua; para quien quiera caballo, caballo».

Esa fotografía del desenfreno en el que se nos hizo creer que León podía ser Manhattan, con arquitectos de cuento ataviados con pañuelo negro en cada esquina, con una primera piedra en cada cascajal en el que había espacio para crear un sector urbano, con un negocio en cada concesión pública, con empresarios habituados al puente aéreo con Marrakech para fumar en narguile, esa instantánea que duró un mandato, es la que le pasa ahora el fiscal al juzgado para que investigue la tramoya. Los préstamos blandos para que no se cayera abajo el escenario, los despidos incentivados para los directivos ineficaces, las prejubilaciones millonarias por los servicios prestados al sistema, los pagos de dietas indiscriminadas que se pasaban de la raya... Esa comidilla de las tertulias en los bares, donde se hacían reverencias y se les buscaba mesa a los santones y su cohorte cuando entraban, donde todo los que aspiraban a ser alguien querían reflejarse en la imagen de ese poder que se había hecho a sí mismo. Todos los que hicieron Caja, y mira cómo está.

La cuadrilla a la que enfoca la Fiscalía por petición de IU. Una investigación que quizá no llegue a nada,quizá entre a fondo u opte por condensar la condena en uno solo: Por todos los santos.