CORNADA DE LOBO
Jichos o romanos
Toda la oferta de la cartelera para los guajes de aquella ciudad gris y levítica se reducía entonces a elegir entre una película de jichos o una de romanos... eso o jalarte una españolada, una de Louis de Funes o, con algo de suerte, una de Vittorio de Sica, que tampoco molaba.
La palabra jicho (quizá gicho) sólo se dice (decía) en León, algo en Zamora y Valladolid o en algunas zonas gallegas como Vigo... al resto de España no le dice nada jicho... bueno, aquí tampoco hoy, pues casi nadie la utiliza por creer que es gañana y suena gagá... pero puedes dar por cierto que aquí es donde mejor surco encontró y fecundó.
Un jicho es un tipo o un fulano o un vaquero o uno que va de prota o un chulo que gallea... por extensión, llamábamos jichos también a las figurillas de plástico con las que jugábamos de críos: vaqueros, soldados o indios en caballos y su correspondiente infantería fusilera que iba a peón con winchesters o arcos y tomahawks... aquí, los vaqueros con el Séptimo de caballería... enfrente, los malos y malísimos, los indios, los sioux de Sitting Bull, los chiricahuas de Cochise o los apaches de Gerónimo... y de ahí venía después lo de hacer el jicho o hacer el indio .
Es una palabra que parece no se ha estudiado, aunque hay quien asegura que jichos se llamaban los guerreros cántabros o que también era el despectivo popular referido a los gitanos, pero no hay averiguaciones de su origen y nadie sabe decir mayor cosa de ella, salvo algún eco mísero en el altar del dios Google. Los académicos de la lengua no la mirarían ni el forro, así que habría que hacerle un chamizo para salvarla de la intemperie y de su extinción, siquiera sea por piedad paisana con palabra cazurreta.
Y ya puestos, que organicen los untamientos «fiestas de jichos» con su mercadillo, su rodeo, su ganao, su scheriff, su sepulturero... y sus indios (e indias), por supuesto... que tengan el mismo rango y subvención que las fiestas medievales o romanas o napoleónicas o astures o moras, nacidas también del profundo daño que hicieron entonces las pelis de Charlton Heston, Jeromín, los Diez Mandamientos... (y en la línea gay, Doris Day o Sarita Montiel)...