Diario de León
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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Tener ancla en la saga de Joselón es marca de respeto en la montaña de Luna y en todo lugar lejano al que llegaron un día sus rebaños, afanes o tratos (¿recuerdas El Porvenir , el bar-faro de babianos y luniegos en esta ciudad?), así que nacer de ese tronco le llevó al nieto Pepín a la querencia de puertos y merinas, ferias y chacinas, mastines y calderetas, instruido en esos pasos por su padre Pepe y doctorándose en la cátedra pastoral de Paulino, siempre al lado...

Vivir tan cerca del ganado y su universo es graparse a la tierra y acercar a casa los horizontes... y vivir la tierra es entrañarse en sus tradiciones, sus señas, la fe de la gente-pueblo y el pulso de los días que hacen la historia llana...

Pepín iba por esa senda con el corazón por fuera y por delante... y con la ilusionada curiosidad del niño que quiere descubrir aprendiendo, ingeniando... y compartiendo (generosa bondad que le hizo vivir con la puerta siempre abierta para que incluso la muerte raposa se le colara ladroneando donde nunca debió)... y era la teoría viva de que se puede ser dichoso con un bolsao de puntas y un martillo ideando corralines, cabañas o belenes, que esa era una de las suyas, los belenes, dando alma y empuje a los belenistas leoneses o montando siempre en su carnicería uno con mucha peña nevada en el que mandaba el pasto de musgo, los pastores con su hoguera y las ovejas, no ovejitas, todo un rebaño, y más pastores aquí y allá, que por algo fueron los primeros en ser avisados en la Nochebuena primera.

Y si se trataba de engalanar carros, ahí estaba Pepín reivindicando al humilde pollino en olvido y elevándole el rango y respeto... y la misma pasión lució si había que pujar por lo cofrade desdoblándose entre Minerva y el Desenclavo... la tierra, la tradición, los suyos... todo le era una buena disculpa para estar cerca de todos... grande y robado en edad temprana, ganó la talla de Joselón, pero fue para todos Pepín, José Ordóñez, huésped de nuestro corazón... ¡cómo no maldecir al destino al ver ahora las peñas de Luna y Robledo ya heridas antes por la ausencia de Pepe y Rocío!... ¡y cuánto vacío gigante ha dejado en Paqui y Jose Alberto!...

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