La Cabrera

Los urbanitas por nacimiento, vocación y dedicación, como es mi caso, sabemos muy poco acerca de los pueblos y comarcas de nuestra provincia. Tengo que confesar, con algo de vergüenza, que no hace tanto me enteré de que las gallinas existían de verdad y no eran fruto de la mente de algún creador fantástico para ambientar las películas de dibujos animados. Así que cuando surgió la propuesta de presentar en La Cabrera nuestro libro León Insólito, distribuido ahora mismo por el periódico que tienen entre las manos, acepté con gusto. Naturalmente, tuve que echar mano al célebre relato de Ramón Carnicer que narra su viaje a pie por aquellos lares en 1962. Un libro muy crudo que retrata un lugar de pobreza inconcebible, donde algunos de los vecinos aseguran vivir peor que los animales del monte. Algo tuvo que pasar en el transcurso de los siglos para llegar a semejante situación, similar a la de las Hurdes.

Porque por este territorio de horizontes infinitos y bellísimos pasaron las legiones romanas, llevadas por su vocación civilizadora de llegar, ver y vencer, además de ser cuna de un personaje tan legendario como el relojero Losada, cabreirés de Iruela reconvertido en Londres en el fantástico artesano que diseñaría el aparato de la Puerta del Sol que marca para toda España el final de un año y el comienzo del siguiente. Las viviendas de la Cabrera son unas joyas de formas tradicionales que, con mayor o menor fortuna, han resistido como valientes el paso del tiempo. Y eso por no hablar del repertorio de leyendas y cuentos antiguos que ennoblece su rico pasado. En fin, no me queda más que agradecer su gentileza a Iván Martínez Lobo, responsable de la asociación cultural Trimuela, o al alcalde de Truchas, Francisco Simón. Y como dijo el general McArthur cuando los japoneses le echaron a patadas de Filipinas: Volveremos.