LEÓN EN VERSO
La PAC del señor
Ahora va a salir Pedro Madrigal a exigir una indemnización por el escarnio público y el martirio en la hoguera; ahora va a pedir daños y perjuicios por la caja b que maneja el sistema, el ataque furibundo y la guillotina a la salida de la misa de doce. Y todos a chitón. La imagen del ex alcalde de San Emiliano en la ventanilla de recursos del tribunal de La Haya con un canutazo sobre su rehabilitación política y administrativa es la próxima apertura del telediario leonés.
Se han pasado los meses rebuscando escándalos en la basura de las puertas del Palacio de los Guzmanes, atascaron los guasap con las documentos de investigación del interviú, se cansaron de escanear la relación de empresas que acuden al pesebre regional, contaron los sobres que remitieron a Bárcenas desde León, tontearon con los despidos del ayuntamiento y resulta que la pista del negocio se ocultaba en la lista de la PAC. Hay que volver al campo, conminaron, que es refugio de los renglones torcidos de la sociedad altiva que dejaron escrita en el boletín oficial del estado cuando se podía gobernar a golpe de decreto del Ministerio de Economía. Y al campo volvieron, a coger duros, billetes que crecen por los pastos de montaña con el mismo vicio que hizo florecer las ideas en la nube del zapaterismo tardío. Negocio virtual, negocio para gente espabilada.
La PAC, que se diseñó para recortar la ventaja del rico europeo con el labrador leonés, es ahora refugio de listos que saben apañar sin agacharse. La PAC escupe propuestas políticas que van a la altura de la indemnización millonaria de la caja o el capricho carísimo de voltear Fernández Ladreda sólo para revalorizar el piso del padre. En tiempos de PAC mueren los buenos y se multiplican los malos. Rezad por la PAC, ahora que se pone en el espejo ante 50.000 parados.
O lo remedia un comunicado de los socialistas andaluces, como cuando intervinieron tras el manteo indecente a Folgueral, o antes de un par de años podremos asistir impávidos a un mitin sobre la dignidad política, la coherencia y la decencia en la gestión pública. Podrán adormecer la reacción, distraer el disparo, pasear otros muertos por la calle. Maltrecho, recorrerá el camino de vuelta en busca de cobijo; y no encontrará otro que aquel de los pastos que le dieron la PAC. Hay heridas como dentelladas de lobo que no curarán jamás.