Diario de León
Publicado por
CÉSAR GAVeLA
León

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Hoy es un día de mucha fiesta en Ponferrada. De una parte es la virgen de la Encina, la patrona del Bierzo. Pero también sucede que el calendario del fútbol ha traído a la ciudad al Sporting de Gijón, un club muy querido en toda la provincia. Los asturianos, que a su vez celebran el día de la virgen de Covadonga. Hoy en el Toralín bercianos y gijoneses jugarán un gran encuentro y además la grada compartirá una complicidad malévola evocando al Real Oviedo y a la Cultural, rivales eternos que navegan en una categoría inferior. Ahora bien, el mayor gozo no será de los romeros de la Virgen o de los aficionados al fútbol. Los que más van a disfrutar son los miembros del equipo de gobierno del ayuntamiento de Ponferrada. Esa corporación nacida de un trauma invernal y que hoy vive su primer día de la Encina. Que lo vivirá con la misma actitud con que lleva varios meses al frente del municipio: desde una felicidad realmente conmovedora.

Uno observa las fotografías de los gobernantes ponferradinos y advierte una alegría tan profunda y sincera que casi emociona. Algunos concejales en particular exhalan un aura de plenitud tal que podrían alquilar sus rostros para la venta de libros de auto ayuda. Acompañados por frases determinantes y sencillas: «F. creyó en sí mismo y mira dónde llegó».

Esa sonrisa yo creo que es buena para la ciudad, no solo para los ediles. Su mirada y su éxtasis me recuerdan a los primeros años de Zapatero antes de que su vacío estructural fuera detectado por la ciudadanía. Cuando aquel hombre parecía flotar por el tiempo y el optimismo. Observen a los miembros ejecutivos del ayuntamiento: están que no caben dentro de sí mismos. Algunos no se creen que hayan llegado tan lejos y que todo esté resultando tan feliz, aunque trabajoso. Ellos son lo mejor del Bierzo a estas alturas porque casi son los únicos vecinos de la comarca a los que les va bien. Y ríen y proponen, y destapan y cantan.

Pero es que además es muy posible que ese deleite tenga alguna razón más sólida y crucial. Que solo puede ser esta: la total seguridad, en lo relativo a los concejales no adscritos, de que encabezarán la candidatura del PSOE en 2015. Algo que, por otra parte, todos damos por hecho diga lo que diga en su momento Rubalcaba. Si es que dice algo.

Ahora bien, ¿y las sonrisas no menos manifiestas de sus socios de IAP, los que provienen del sector más conservador del PP? Esas sonrisas tal vez significan que no solo los ocho concejales ex socialistas volverán a su partido de origen, sino que irán acompañados, en medio de un gran júbilo generoso, por los cinco diputados de Ismael Álvarez, todos reunidos en la casa común de la izquierda. Y es que es la dicha que no cesa.

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